Según datos cruzados de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y del Instituto de Cinematografía y Artes Audiovisuales (ICAA), en nuestro país más de veinte millones de personas tienen que recorrer más de 100 kilómetros para acceder a una sala de cine.
Y es que España, a fuerza de un importante despliegue de inacción y abandono por parte de los tres niveles de la Administración durante los últimos 30 años, se ha convertido ya en un auténtico desierto cinematográfico. Algo que venimos denunciando en Cineinforme y Cine&Tele Online desde hace décadas mediante una continua campaña de concienciación, cuya pieza más reciente es nuestro reportaje sobre los 23 municipios españoles de más de 50.000 habitantes que no tienen una sola sala de cine.
Evidentemente, los poderes públicos tienen mucha parte de la culpa de que se haya llegado a esta situación (falta de ayudas desde el ICAA y de la mayoría de las Comunidades Autónomas para las salas rurales, Ayuntamientos que cuentan con excelentes Casas de Cultura que permanecen cerradas a cal y canto los sábados y domingos…) pero no es menos cierto que desde la industria tampoco estamos dando una adecuada respuesta al problema.
Así lo denunciaba ayer en la sede de la SGAE, Antonio Dyaz, cofundador y portavoz de la recién creada plataforma de distribución de cine independiente a través de internet: “Algo anómalo está pasando con la distribución de cine en nuestro país, pues cada año se producen solo en Europa más de 1.600 películas, muchas de las cuales de alta calidad artística, y cada vez resulta más difícil disfrutar de muchas de ellas en la pantalla grande de una sala de cine. Para solventar de alguna forma esta situación, hemos creado FILM 2, un proyecto que comenzará su andadura dentro de dos semanas para que todo aquel que disponga de un proyector digital y un espacio confortable con capacidad para instalar un mínimo de 20 butacas, se convierta en ‘screener’, palabra con la que definimos a un nuevo tipo de exhibidor dentro de un esquema de economía colaborativa. Algo que ya está sucediendo con el transporte (Plataforma Uber) o con los alojamientos turísticos (Plataforma Airbnb)”.
FILM2 cuenta ya con una serie de acuerdos con distribuidores independientes españoles y su catálogo está en continuo crecimiento. En cuanto a locales que ya se han adherido a la plataforma, Antonio Dyaz informa que de momento son cinco, entre los cuales el más destacado es el auditorio municipal de Aranjuez -en el acto estuvo presente la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Aranjuez, Lucía Mejía-. Otros locales son de titularidad privada, como uno en Torrevieja, un bar del barrio de Malasaña, en Madrid, el Antic Teatre de Bacelona o un local de Edimburgo donde se reúne habitualmente la colonia española residente en esa ciudad del Reino Unido.
Antonio Dyaz anunció también que están en negociaciones con el Instituto Cervantes para llevar el catálogo de FILM2 a los 70 centros con que cuenta el Instituto repartidos por todo el mundo.
Para obviar los engorrosos trámites legales que conlleva el abrir una sala de cine en nuestro país, FILM2 ofrece a todos sus ‘screeners’ una licencia colectiva de exhibidor ambulante, según indican sus fundadores, consensuada por el ICAA y por la SGAE. FILM2 propone fijar el precio de las entradas entre los 3 y los 5 euros que se repartirían en tres partes iguales: una para el ‘screener’, otra para el distribuidor y otra para mantener los gastos de la Plataforma.
