En otro apartado de esta edición ofrecemos a nuestros lectores con mucho detalle los datos de asistencia a los cines de España durante 2017. Estos datos reflejan un leve descenso en recaudación y espectadores respecto a los del año anterior, a pesar de que los empresarios se han esforzado al máximo para ofrecer a sus clientes unos locales lo más cómodos posible y dotados de los mejores equipamientos técnicos a su alcance.
Por Antonio Carballo Sánchez
Es un resultado merecedor de todos los aplausos, pues han seguido teniendo en su contra las mismas dificultades de los últimos cinco años: piratería por todas partes, IVA en unos niveles intolerables, coste de la energía eléctrica muy superior al de los restantes países europeos, comienzo de las inversiones en la asegunda generación de los equipos digitales de proyección y sonido (como ya es habitual, con ayuda cero desde los distintos niveles de la Administración del Estado), incremento de costes salariales, incremento en acciones de promoción a nivel local, etc., etc. …
Y, a pesar de todo ello, los empresarios han continuado reduciendo el precio de las entradas – en 2017 el precio medio fue de 5,99€, frente a los 6,01€ de 2016 y los 6,07€ de 2015 -, con lo que su margen de beneficio se aproxima cada vez más al cero absoluto o incluso entran en pérdidas importantes que fuerzan al cierre de muchos locales, como por ejemplo la desaparición del histórico cine Arinco de Palamós, la tercera ciudad más poblada del Bajo Ampurdán, que pasa así a engrosar el listado de ciudades importantes donde ya no queda ningún cine.
¿Tiene algún sentido que el Estado recaude alrededor de 125 millones de euros al año en concepto de IVA mientras dedica a apoyar al cine menos de 70 millones, de los cuales además la casi totalidad se dedica a la producción?
¿Tiene sentido que el ministerio de Educación, Cultura y Deporte ponga en marcha -con 15 años de retraso- una “campaña” de concienciación popular contra la piratería y que luego esta campaña no sea emitida por ningún medio, ni siquiera TVE?
Y, sin embargo, la exhibición se mueve. Algunos circuitos de cine incluso dedican parte de sus menguados beneficios a innovar por todos los caminos posibles: mejoras en el sonido (con los sistemas inmersivos) ,mejoras en imagen (con los nuevos proyectores 4K), mejoras en programación (con ofertas alternativas cada vez más variadas), mejoras en confort y servicios (con las salas VIP), mejoras en la comercialización (tarjetas descuento de diversos formatos), precios especiales para jubilados, día del espectador, Fiesta del Cine, aparcamientos gratuitos, etc., etc. … ¡ Y todo ello sin un céntimo de apoyo por parte del Estado!
A más a más, algunos de los más importantes circuitos están invirtiendo seriamente en innovaciones. Es el caso de Kinépolis, con su sala 4DX recién inaugurada o Yelmo con sus salas Luxury.
Para colmo, cuando sales a la calle y preguntas, la opinión más generalizada dice que “el cine es caro”. Ante esta situación, cualquier consultor de mercado diría sin dudar que esta opinión se puede convertir en la contraria si se comunica bien y se ponen los medios para ello. Y ya que los empresarios ponen todo lo demás, debería ser el Estado quien pusiera en marcha esta campaña (aunque solo lo hiciese con la intención de recaudar más IVA).
Asistencia a salas:
| 2015 | 2016 | 2017 | |
| Primer fin de semana de estreno | 25,27 % | 23,14 % | 22,47 % |
| De lunes a Jueves | 41,04 % | 43,83 % | 43,14 %
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| Fin de semana después de estreno | 33,69 % | 33,03 % | 34,39 % |
Como se puede apreciar, todos los esfuerzos de los exhibidores son insuficientes para frenar la caída de asistencia al cine.
Si el Estado no pone en marcha mecanismos potentes, terminaremos todos viendo las películas en las nuevas plataformas digitales que, por cierto (con la excepción de Movistar+), pertenecen a compañías extranjeras que no producen en España ninguna clase de riqueza: no crean puestos de trabajo o aíslan a las personas en su domicilio.
Las salas de cine, sin embargo, producen toda clase de beneficios para el país.
