Luis Ferrón: «No hay formación audiovisual en los colegios españoles y eso no sé si me da pena o vergüenza»

23 marzo, 2018

Desde la llegada a la dirección de Gonzalo Salazar-Simpson, la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid (ECAM) se ha abierto más a la industria y al sector. Su nuevo concepto The Screen o la primera convocatoria para su incubadora de proyectos son buena muestra del renovado enfoque. Cine&Tele ha entrevistado a Luis Ferrón, gerente de la ECAM, para conocer la evolución de la escuela y los detalles de todas las actividades en las que están involucrados.

Luis Ferrón es gerente de la ECAM desde hace 3 años pero empezó de coordinador de prácticas el último año de Fernando Méndez-Leite.

Recientemente, la ECAM anunció la apertura del plazo de matrícula para el nuevo curso. La enseñanza académica de sus diplomaturas es el núcleo de la actividad de la escuela pero, desde hace unos años, esta institución sin ánimo de lucro se está esforzando en ser un pilar del sector audiovisual que funciona más allá de la formación de sus alumnos.

Más de 250 producciones se han beneficiado de su iniciativa Open ECAM y hace escasas fechas se pudieron conocer los primeros proyectos seleccionados para La Incubadora, un programa de desarrollo que forma parte de su concepto The Screen.

Hace tres meses la ECAM fue escenario de la primera edición del MicroSalón AEC, el nuevo punto de encuentro para los profesionales de la fotografía cinematográfica en España, y están trabajando de forma más cercana con festivales y colaborando con iniciativas de alfabetización audiovisual.

Con seminarios como el reciente de Lucrecia Martel y el ya anunciado de Vittorio Storaro, esta institución está logrando ser un polo de atracción para que los mejores profesionales del mundo compartan sus conocimientos con el sector.

La ECAM ya tiene abierto el período de inscripción para el próximo curso académico.

Para hablar de todo esto y de muchos otros temas, Cine&Tele se desplazó a la ECAM para charlar con Luis Ferrón, su gerente:

 

Cine&Tele: Eres gerente de la ECAM desde hace tres años pero desde 2011 ya fuiste coordinador de las prácticas. ¿Cómo has visto la evolución de la escuela desde que llegaste?

Luis Ferrón: También fui alumno de producción de 2000 a 2003. Fui de la sexta promoción y era una escuela bastante distinta. De 2011 aquí ha evolucionado mucho. Yo viví el último año de Fernando Méndez-Leite como director de la escuela y la llegada de Gonzalo Salazar-Simpson supuso muchos cambios de enfoque. Enseguida se puso en marcha un cambio de plan de estudios bastante vinculado a los cambios del tipo de alumno que llegaba a la escuela. La media de edad de los alumnos de mi época era más alta. A partir de 2009 o 2010, el tipo de alumno empieza a ser más joven.


Hemos impulsado mucho en estos años el concepto de comunidad. Intentar que los alumnos se conozcan entre sí, no sólo los del propio curso.


Esto nos llevó a plantear un primer curso común y dos años de especialización. Yo lo viví desde la perspectiva de prácticas, que supuso un reto bastante grande. En el primero común tenemos un bloque de 6 a 8 semanas donde está todo mundo junto para nivelar conceptos.

A partir de ahí, entramos en un segundo módulo en el que se divide a los alumnos en grupos más pequeños para que todas las diplomaturas se empiecen a trabajar de forma práctica. El cambio supuso que empezamos a rodar una práctica por alumno en primero. Desde que está el plan nuevo todos los alumnos tienen que dirigir un ejercicio, hacer la dirección de fotografía, montarlo, hacer el sonido… y también actuar, que aunque la escuela hace mucho que no tienen interpretación, creemos que les ayuda a ser cineastas más completos.

Luis Ferrón (segundo por la derecha), durante el primer MicroSalón AEC, celebrado en la ECAM el pasado diciembre.

C&T: Antes que no existía el primero común, todo era muy diferente…

L.F.: Antes entrabas ya directamente en especialidad, lo cual tenía la ventaja de que estabas tres años especializándote. Pero tenía un montón de inconvenientes, como el contacto con otras especialidades. El guionista estaba en un mundo ajeno y no trataba, por ejemplo,  con alguien de montaje.

Hemos impulsado mucho en estos años el concepto de comunidad. Intentar que los alumnos se conozcan entre sí, no sólo los del propio curso, sino con los de los cursos superiores y con los que van viniendo. La verdad es que creo que está funcionando bastante bien.

 

C&T:  Una de las prioridades en los últimos años ha sido abrirse a la industria. Una iniciativa importante es OpenECAM. ¿Cómo está yendo y qué cifras de proyectos tenéis que se hayan beneficiado de ella?

L.F.: Teníamos un edificio enorme lleno de instalaciones que en muchas épocas del año se puede utilizar bastante por la propia estacionalidad de la escuela. Además, teníamos un montón de antiguos alumnos que estaban bastante desvinculados de la escuela, por lo que, de prueba, empezamos a poner todo esto a disposición de los antiguos alumnos. Se hicieron unas cuantas colaboraciones y llegó un momento, más o menos cuando yo asumí la gerencia, que lo sistematizamos. Le pusimos un nombre y lo simplificamos.

Básicamente, con que haya un antiguo alumno de jefe de departamento, nosotros colaboramos en el proyecto que sea. Da igual que sea corto, largo, documental, etc. Sobre todo para no hacer ni distinciones ni hacer de filtro. No queremos dirigir los intereses de los alumnos que pasan por aquí. En los últimos tres años, si te digo que hemos colaborado en más de 250 proyectos que se hayan terminado, me estoy quedando corto.

La ECAM se está abriendo mucho más al sector desde la llegada de Gonzalo Salazar-Simpson, con iniciativas como OpenECAM o La Incubadora.

Es algo que ayuda a los antiguos alumnos pero también ayuda a que, cuando pasan por aquí, conozcan a los nuevos alumnos  y así surgen relaciones. Estamos poniendo en la mochila de cualquier antiguo alumno de la escuela el hecho de que, mientras podamos coordinarlo con la actividad de la escuela, se tenga la escuela a su disposición. Es uno de los proyectos más gratificantes porque ves directamente cómo estás ayudando.

 

C&T: Lo más reciente que tenéis es el concepto de The Screen y el programa de desarrollo de La Incubadora. ¿Qué esperáis ofrecer al sector?

L.F.: El concepto de The Screen es un paraguas debajo del cual descuelga todo lo que tiene que ver con el después de la escuela (…) Nosotros tenemos muy claro que no queremos ser productora.

 

C&T: A diferencia de la ESCAC.

L.F.:  La ESCAC tiene productora y ha hecho un montón de películas que seguro que han ayudado a muchos alumnos a involucrarse y a meterse en el mundo del audiovisual. Pero nosotros consideramos que, estando en Madrid, que es donde se hace la mayor parte de las series y muchísimas películas y publis, lo que queremos es que las productoras contraten a nuestros antiguos alumnos.

Nunca hemos visto del todo claro el configurarnos como productora. Podríamos hacer una o dos pelis al año, pero si no somos productora, podemos estar relacionándonos de una forma muy directa con muchas productoras.


En los últimos tres años, hemos colaborado en más de 250 proyectos que se hayan terminado. OpenECAM es uno de los proyectos más gratificantes porque ves directamente cómo estás ayudando.


Decidimos dar un paso más con respecto a OpenECAM y crear un espacio de coworking también vinculado a que los alumnos actuales desarrollen su trabajo y que los antiguos alumnos también puedan venir a trabajar o reunirse.

Otra cosa que detectamos es que en nuestra industria hacía falta un relevo generacional por lo que decidimos que había que impulsar a productores. La Incubadora pretende ayudar a productores, directores y guionistas emergentes para que un montón de buenos guiones que se escriben, se conviertan en películas y no se queden en cajones. Hay laboratorios de guion como el de SGAE, DAMA, CIMA o MadridCreaLab pero detectamos que no había nada en ese hueco entre que se escribe un guion y se busca financiación para hacer la película.

 

C&T: Entonces, para La Incubadora tiene que haber una empresa productora ya.

L.F.: Tiene que haber una empresa productora y un productor. La idea es incubar el proyecto: coger el guion y convertirlo en un proyecto cinematográfico. Que el productor tenga claras las fuentes de financiación, por dónde puedes levantar esta película, aspectos legales, compradores, distribuidores, agentes de venta… Además de ayudar a que ese guion crezca en los cuatro meses y medio que vamos a estar incubando, el foco va a estar puesto en el productor como figura necesaria para ayudar a que un guion que es interesante madure  para que dé el siguiente paso.

Ferrón nos comentó que, además de largos, esperan ampliar el rango de La Incubadora, desde series a aplicaciones, VR y 360. O apoyar que surjan nuevos Juan Mariné.

Además, en todo el proceso tendremos en cuenta la internacionalización del proyecto. Hemos conseguido acuerdos con Torino Film Lab, por el cual, entre 1 y 3 proyectos de La Incubadora, podrán ir allí, y con el Festival de Rotterdam, para que uno de los proyectos vaya a su laboratorio. Y estamos trabajando con otros pero que todavía no tenemos cerrados.

 

C&T:  Los proyectos de La Incubadora no tienen que tener antiguos alumnos.

L.F.:  En el germen sí se concibió solamente para antiguos alumnos pero pensamos que no debíamos ser tan endogámicos y que había que abrirse a todo el país. De todos modos, de los cinco primeros proyectos que acabamos de anunciar, hay dos que son de antiguos alumnos.

Hemos tenido una avalancha con más de 200 proyectos recibidos. No queríamos interferir en el proceso de selección. La programme manager de La Incubadora, que es Gemma Vidal, está en todo el proceso, pero con unos lectores que han ayudado a hacer el primer corte y con un comité de selección independiente que ha sido el que ha elegido los cinco proyectos. No los cinco mejores guiones, que también, sino los cinco mejores guiones con los cinco equipos que mejor puedan aprovechar La Incubadora.

Llevamos dos años trabajando en la idea y el desarrollo del proyecto y creo que el grado de madurez con el que nos hemos lanzado a la primera Incubadora es altísimo.

 

C&T:  El plazo de presentación fue solamente de un mes.

L.F.:  Yo era el más optimista y preveía unos 150 proyectos. Todo el mundo me decía que estaba loco y que ‘cómo íbamos a gestionar eso’. Y la noche que se cerró eran más de 200 por lo que, obviamente, teníamos que meter más lectores. ‘We’re a gonna need a bigger boat’ (‘Vamos a necesitar un barco más grande’, en referencia a la famosa frase de Tiburón). Los lectores tienen gustos variados para que La Incubadora fuera variada como el propio cine y la industria.

 

C&T: Hace poco entrevistamos a la gente de CREA SGR y nos comentaron que estaban ampliando sus colaboraciones con las escuelas de cine, como la ECAM. ¿En qué consisten vuestros acuerdos?

L.F.:  CREA SGR lleva becando a un alumno de producción desde hace dos años. En la entrevista estamos hablando sobre todo de las iniciativas gordas pero, en general, en los últimos años hemos ampliado muchísimo nuestra relación con festivales y hemos crecido mucho en la alfabetización audiovisual: ahora estamos metidos en tres programas muy interesantes, incluido un campamento urbano de verano que lanzamos el año pasado.

También queremos seguir trabajando en que crezca el fondo de becas. Nosotros tenemos la suerte de que, al ser una fundación apoyada por las sociedades de gestión y sobre todo por la Comunidad de Madrid, podemos permitirnos dar una formación en cine muy potente a un precio menor del coste. Cada alumno nos cuesta 14.000 euros y la matrícula de este año va a estar en los 6.600. Pero sigue siendo una matrícula alta, con lo que en los últimos dos años hemos aumentado el fondo de becas.  Tanto del dinero que aporta la escuela como con partners de fuera. Warner paga la matrícula casi íntegra de un alumno de primero y en tercero hemos conseguido que empresas del sector paguen la mitad de la matrícula de un alumno de cada diplomatura y además le hagan un mentoring de formación. Movistar beca a un alumno de dirección y otro de guion, EPC beca a un alumno de dirección de fotografía, La Bocina está becando a un alumno de sonido, CREA SGR beca a un alumno de producción…


La Incubadora tiene el foco puesto en el productor como figura necesaria para ayudar a que un guion que es interesante madure y dé el siguiente paso.


CREA SGR también viene a dar una clase en tercero para contar cuál es su funcionamiento. Además, también va a estar vinculada a La Incubadora para explicar cómo puede ayudar a un productor emergente por las facilidades que te dan a la hora de solicitar un crédito.

Creemos mucho en aliarnos de forma directa con el sector. No solamente en el tema económico con lo que puede ser la ayuda directa a un alumno con una beca, que están centradas en rendimiento y necesidad económica, sino para vincular a los alumnos con las empresas, los festivales y todo tipo de iniciativas. Al final, la actividad genera actividad.

 

C&T: Recientemente se ha abierto el plazo de inscripción para el curso 2018-2019. ¿Qué novedades podéis destacar?

L.F.:  Hemos hecho una nueva web. Es de estas cosas que parecen una tontería pero te pegas una gran paliza sobre todo pensando en comunicar e informar mejor de cara a fuera.

Para el año 2018-2019 no vamos a poner ninguna nueva formación porque el año pasado inauguramos dos nuevos masters. Uno fue el Máster de Dirección de Fotografía, que tiene un esquema distinto al de otras escuelas. Para nosotros no se trata de incidir en gente que no quiere pasar por una diplomatura 3 años, sino intentar centrarnos en gente que ya tiene una experiencia previa y que quiere dar un paso más. No consideramos un máster de un nivel inferior al que estamos dando en la diplomatura.

Luego, teníamos un curso de Vestuario de un año, muy vinculado al segundo curso de la escuela, y vimos que se nos quedaba corto. Lo hemos convertido en un curso de dos años, muy vinculado a segundo y a tercero de la escuela con las prácticas, y haciendo prácticas con Cornejo, Un burro de cine, el Teatro Real…


Hasta la llegada de Gonzalo Salazar-Simpson, no se ha trabajado ni la comunicación interna ni externa. Poco a poco, pero con mucho tiempo de retraso, empieza a conocerse qué antiguos alumnos han pasado por la escuela.


Los grandes esfuerzos que hemos dedicado en 2017 y 2018 son la Incubadora, el espacio de coworking y una cosa que estábamos haciendo de una forma más desorganizada, que es la alfabetización audiovisual. Nos hemos involucrado mucho en el proyecto que está haciendo la Academia de Cine de hacer un estudio de todas las iniciativas privadas y públicas de lo que se está haciendo en formación audiovisual para hacer una propuesta al Ministerio de Educación. Lo cierto es que no hay una formación en alfabetización audiovisual en los colegios en nuestro país y eso no sé si me da pena o vergüenza. La mayor parte de la información que reciben los niños y los adolescentes  es audiovisual y, sin embargo, no tienen las herramientas para descifrar ese código (…) Esto es un poco duro de decir y más de leer pero tenemos una población llena de analfabetos funcionales a la hora de hablar de alfabetización audiovisual. Unido a que no estudiamos la Historia del Cine. Me gustaría hacer una encuesta y preguntar en la calle si saben quién es Luis Buñuel, Luis García Berlanga o Víctor Erice.

Imagen general de la entrada de la ECAM durante el primer MicroSalón AEC.

(…) También hemos empezado a trabajar en el campamento urbano (‘Un verano de cine’) y en talleres para institutos. Con Fernando Franco hemos hecho una guía didáctica con la que explicamos a los profesores cómo se hace una película y hemos puesto en marcha un taller para que los institutos vengan aquí y, durante una hora y media, enseñarles desde el montaje la narrativa audiovisual con un ejercicio del tercer curso. Junto con la Comunidad de Madrid, durante la Semana del Corto, hacemos un taller de rodaje con móviles, y también hemos empezado a hacer formación de formadores.

 

C&T: Al hilo del pasado Día Internacional de las Mujeres, ¿se sigue notando mucha diferencia en el número de mujeres en las especialidades donde tradicionalmente ha habido muy pocas mujeres, como fotografía o sonido, por ejemplo?

L.F.: Nuestros números son demasiado pequeños como para tomar conclusiones. En la escuela hay unos 250 alumnos en las diplomaturas. Hay algún año en guion que podemos tener 5 mujeres y 5 hombres y otro año que podemos tener sólo hombres. En producción y dirección artística suelen tener un mayor peso femenino que masculino. Dirección de fotografía y Dirección en la escuela casi siempre han estado entre un 70%-30% y un 60%-40%. Sonido suele ser eminentemente masculino pero, de repente, puede haber un año que están al 50%.

Solemos ser un reflejo bastante fiel del exterior, cosa que nos gustaría vencer. La entrada del primero común hace que se deriven muchas vocaciones. Cuando elegías la especialidad en primero, ibas muy dirigido desde tu propia toma de decisión. La mayor parte de la gente que entra en la escuela piensa en dirección, guion  y puede que en fotografía, que puede que sean las más visibles de cara al público. Pero por ejemplo dirección artística mucha gente la descubre en el primero común. También muchos descubren el sonido. Pero sí, a nosotros nos encantaría que estuviera más igualado.

 


Creemos mucho en aliarnos de forma directa con el sector (…) Hemos ampliado muchísimo nuestra relación con festivales y hemos crecido mucho en la alfabetización audiovisual.


 

C&T:  ¿Tenéis cifras del equilibrio en el número de solicitudes?

L.F.: Podemos movernos entre el 60%-40% y el 70%-30%, depende del año.

 

C&T: Vosotros no tenéis especialidad de interpretación pero, según entendido, habéis llegado  a un acuerdo con Unión de Actores. ¿En qué se traduce?

L.F.: Nosotros tenemos una gran necesidad de que nuestros alumnos de dirección, en las clases que tienen que ver con dirección de actores, trabajen con actores. Es un acuerdo pensado para los alumnos y alumnas de dirección pero que, a la vez, beneficia a ambas partes. Tener a Jaime Chávarri o Patricia Ferreira enseñando a dirigir actores, a la vez es estupendo para que los actores trabajen con ellos. También hace poco tuvimos algunas clases con directoras de casting. Si trabajamos con actores, todos nos enriquecemos.

 

C&T:  Ponéis mucho énfasis en tener profesores que sean profesionales en activo. Pero además de eso, ¿es uno de vuestros objetivos la convocatoria de seminarios con grandes artistas como el que acabáis de anunciar de Vittorio Storaro o los de Lucrecia Martel y Walter Murch?

L.F.: Sí, dentro de la línea de formación continua, la idea es intentar, y creo que lo estamos consiguiendo, generar valor y riqueza cultural a través de traer a figuras potentes con una doble capacidad: que sean profesionales en activo de prestigio en su campo y que sean generosos como para que quieran compartir su conocimiento con nuestros estudiantes y con los profesionales del sector.

En lo de Lucrecia Martel, entre el público estaban Javier Fesser, Carla Simón, Lois Patiño o Luis López Carrasco, por decir algunos. Tener alguien de esas capacidades, que además tiene una vocación docente, es muy enriquecedor y nos ayuda a enfocarnos en ese concepto de la formación continua.

Tenemos intención de hacer muchos, siempre y cuando también tengan una capacidad de transmitir conocimientos o ideas. Tenemos unos cuantos en la nevera, pendientes de conseguir cuadrar las agendas. Hay algunos que nos gustaría mucho y se nos están resistiendo. Por ejemplo, a (Jean-Claude) Carrière nos encantaría traerlo pero por ahora se nos está resistiendo. Es una persona que ha pensado muchísimo sobre el oficio de guionista y el lenguaje, y además es alguien que ha desarrollado una carrera muy interesante.

 

C&T: ¿Qué valoración habéis hecho del primer MicroSalón de la AEC y, en general, de la idea de ser escenario de eventos de esta clase?

L.F.: Para mí el MicroSalón ha sido una pasada. Para ser un primer año, hemos tenido  una buena convocatoria. Los que han tirado sobre todo del carro han sido la AEC, nosotros somos el marco y damos algo de ayuda, pero el que pasen por aquí todas esas empresas más todos los directores de fotografía que vinieron esos días, en el fondo nos convierte en un ágora de transmisión y encuentro (…) A veces necesitamos una excusa para vernos o para ir a sitios, y si esa excusa somos nosotros, está guay.

 


Traer a figuras potentes como Lucrecia Martel es muy enriquecedor y nos ayuda a enfocarnos en ese concepto de la formación continua


 

C&T:  La ESCAC es una escuela con un gran prestigio y siempre se alude a los talentos que han salido de ella y que están teniendo éxito profesional. Me da la impresión de que con la ECAM no existe esa visibilidad, por lo menos a nivel mediático, ¿no crees?

L.F.: Creo que es que antes la escuela esto no lo trabajaba. Hasta la llegada de Gonzalo (Salazar-Simpson) y un poco más potenciado con mi incorporación como gerente, no se ha trabajado tanto la comunicación interna y externa. Hay mucha gente que cuando se entera de personas que han pasado por la ECAM, se sorprende. Ah, ¿que Paco Plaza estudió en la ECAM? Sí. Lo mismo con Fernando González Molina, Fernando Franco, Miguel Ángel Vivas…

Hay un montón de gente que ha pasado por aquí pero la escuela ni había trabajado tanto la relación con los antiguos alumnos a nivel institucional ni había trabajado tanto la comunicación externa de visibilizar que esos talentos habían salido de aquí. Es muy raro que haya una serie española donde no haya una guionista o un guionista que haya salido de la escuela. Si tú no lo dices, la gente no se va poner a mirar que Ángela Armero, Virginia Yagüe o Verónica Fernández estudiaron en la ECAM.

Creo que poco a poco, pero con mucho tiempo de retraso, empieza a conocerse qué antiguos alumnos han pasado por la escuela. Es algo que cada vez estamos haciendo más.

La ECAM está apostando por llevar a la escuela a figuras de calado internacional para que protagonicen seminarios. Acaban de anunciar uno con el director de fotografía Vittorio Storaro.

C&T:¿Qué cosas puedes adelantar de iniciativas o acuerdos para el futuro próximo?

L.F.: En el medio plazo me va a gustar mucho que en la escuela pongamos en marcha mucho más las cuestiones de cine digital, tanto en efectos como en color. Lo trabajamos en montaje y fotografía pero creo que debemos lanzar un camino en todo eso que tiene tanto que ver con la narrativa cinematográfica de hoy.

Y después, esto sí que ya es un poco ambicioso y veremos a qué velocidad lo podemos hacer, a nosotros en la dirección de la escuela nos gustaría que la Incubadora no se quede sólo en incubar películas, sino que ojalá dentro de unos años podamos incubar otros tipos de proyectos, desde series a aplicaciones, VR y 360. O por ejemplo, apoyar que haya nuevos Juan Mariné investigando sobre cine y sobre conceptos técnico-narrativos.

 

C&T: Quizás sería interesante apoyar proyectos de restauración

L.F.: Ahí sí que hay una idea a dos años para intentar hacer algo vinculado a la restauración y al fotoquímico, que veremos dónde queda. Supondría la colaboración directa, por supuesto, de Filmoteca. Si podemos desarrollarnos también en ese camino, va a ser interesante.

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