«Hay veces en que la fortuna, amigo Sancho, parece que va guiando nuestros pasos mejor de lo que acertáramos a desear. Porque he aquí que…». Así decía sabiamente don Quijote a su fiel y amado escudero cuando en el horizonte se veía una tropa de negros presagios, visiones que el Caballero Andante transformaba en oportunidades para demostrar su valor y su resuelta decisión de hacer el bien por doquier. Por Antonio Carballo
Y para el cine, desde su invención hace casi 140 años, nunca ha estado el horizonte tan cargado de negros presagios. La tormenta que se nos ha venido encima hará que muchos deserten y otros muchos más caigan en el empeño por defender sus antiguas posiciones. Otros más se adaptarán resignados a lo que venga y sólo unos pocos se darán cuenta desde ahora mismo, desde hoy, de que tenemos ante nosotros la ocasión única para cambiar el orden establecido.
Un orden que se instauró al final de la II Guerra Mundial, cuando los EE.UU. impusieron su dominio sobre una Europa devastada, y al que ya nos habíamos acostumbrado. Pero la avaricia no tiene límites y desde que Netflix fue admitida en la MPA —algo así como meter al zorro en el gallinero—, todas las majors, excepto Warner, han sido contaminadas por la ambición monopolística de la plataforma digital. Parece no bastarles el quedarse con el 75% del negocio mundial; ahora lo quieren todo. Y la pandemia global se lo ha puesto en bandeja.
Y así será, si los europeos no sabemos reaccionar con fuerza y rapidez (como en España lo están haciendo Adolfo Blanco con su distribuidora A Contracorriente y Carlos Fernández con Filmax) ante el miedo de los grandes estudios americanos. Un pánico irracional, tan irracional como el dinero, que les tiene inmovilizados, sin importarles mucho lo que pueda pasar con los cientos de miles de theatres que dejan abandonados después de haberles acostumbrado durante décadas a consumir su estilo de cine. Por cierto, un cine que nada tiene que ver con el que hacían los grandes fundadores, aquellos que, en el límite de su resistencia, cedieron la propiedad de sus máquinas de sueños a empresas de diverso pelaje que poco o nada tenían que ver con el arte.
El objetivo de los nuevos propietarios, en los últimos 25 años especialmente, ha sido ganar mucho dinero en muy poco tiempo. Son los mismos que, por explotar al máximo las recién descubiertas “minas de oro” en Rusia y Asia, han abandonado de forma casi total al público europeo, poco amante ya de las historias sin fondo, sólo con efectos especiales de destrucción y violencia.
Es ahora, señores productores, señores distribuidores y señores políticos españoles (que están ahí para ayudar a nuestra cultura europea), es ahora cuando deben echar su cuarto a espadas y llenar las salas de exhibición con un público nuevo. Un público que hace ya tiempo desertó de las obras conocidas como de “efectos especiales” y que estaría encantado de volver al cine a disfrutar del verdadero arte, del 7º arte.
Para mejorar la situación, a partir del 1 de enero próximo todas las plataformas digitales deberán abonar un canon sobre sus negocios en Europa lo que supondrá una nueva fuente de financiación para nuestra producción, distribución y, espero, promoción. (Ver reportaje publicado en Cine&Tele el 14 de agosto de 2020: ¿En qué vamos a invertir el canon de las plataformas?).
La clave está precisamente en esa palabra: PROMOCIÓN. Hace falta mucho dinero, un dinero que nunca hemos tenido, para que las campañas de publicidad atraigan el público a las salas. Tenemos que aprender de los USA cómo se crea la necesidad de ir a ver una película concreta por sus actores, por su director, por ser la trasposición de alguna novela o hecho bien conocido…
Lamentablemente, en nuestro país sólo tenemos a unos pocos genios del marketing y del arte cinematográfico: Santiago Segura, Pedro Almodóvar, Alejandro Amenábar, J.J. Bayona y Alex de la Iglesia, cada uno a su manera, a su muy diferente manera… Pero casos así no se dan a menudo, porque los cinco son figuras excepcionales, que han llegado a lo más alto gracias a sus propios méritos. Poca ayuda tuvieron en sus comienzos…
Y poca ayuda tienen todos los creadores españoles, que se ven obligados, por un sistema financieramente raquítico, a realizar obras con unos presupuestos varias veces por debajo de sus colegas europeos. Habría que comenzar por cambiar esto radicalmente desde la Administración del Estado, y reforzar el programa Ibermedia especialmente en su área de distribución y promoción.
Para reforzar la exhibición, al estilo Europa Cinemas, se creó hace ahora 18 años en Madrid AIBEX, Asociación Iberoamericana de la Exhibición, y su sello comercial Ibercinemas. Pero esta iniciativa nunca obtuvo financiación. Y así nos va…
Es muy posible que, ante la falta de películas de las majors USA una gran cantidad de cines cierren en España. Pero no creo que pase lo mismo en Francia, donde un sistema perfectamente diseñado y funcionando sin descanso desde hace más de 60 años ha conseguido que casi la mitad de los espectadores vaya al cine a ver películas hechas en su país. ¿Que no hay película americana? Pues iremos a ver las nuestras, que están en todas las salas… En España, los productores y distribuidores independientes siempre se han quejado de que el cine USA copaba las pantallas. Ahora es la ocasión, ¡están todas libres! Sólo A Contracorriente y Filmax están aprovechando este momento de forma estructurada.
En más de un editorial mío he defendido la idea de que con el cine procedente de los 23 países de habla hispana (700 películas por año, incluyendo las 150 españolas) se podría muy bien organizar la programación anual de muchas salas en esos 23 países, siempre que tuviésemos ayudas importantes para su promoción y fuésemos lo suficientemente valientes como para subtitular en español las mejores de entre esas 700 películas. Estamos muy orgullosos de tener una lengua común, pero olvidamos que cada país o región tiene su acento propio, lo que supone un inconveniente para el resto.
Además, contamos con las excelentes películas de nuestros colegas franceses, italianos, alemanes, etc. Y para remate, contamos también con el apoyo de Europa Creativa-Media, y Europa Cinemas, y Crea SGR.
¿Que las majors USA quieren volver a las salas e imponer una ventana razonable a las plataformas? Pues bienvenidas sean, así tendremos más surtido donde elegir…
Pero no perdamos esta ocasión. Puede que no se vuelva a presentar nunca más.
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