El PSOE y el PP no han hecho caso al clamor de la industria audiovisual española y han rechazado hoy en el Congreso de los Diputados la enmienda que habían presentado Unidas Podemos, EH Bildu y ERC para revertir el cambio introducido hace unos días en el artículo 110 de la Ley General de Comunicación Audiovisual, que altera la definición de productor independiente y permite a los grandes grupos, ya sea el duopolio televisivo privado o las plataformas, ser considerados independientes. Es una debacle para la diversidad cultural y una amenaza para la supervivencia de los productores verdaderamente independientes.
Ni la protesta de ayer ante el Congreso, que tenía por lema ‘Por la diversidad cultural, salvemos la producción independiente’, ni el manifiesto suscrito por más de 700 instituciones u destacados protagonistas de la industria audiovisual española, han impedido que la Ley General de Comunicación Audiovisual siga su curso.
Los productores independientes de la Plataforma Audiovisual de Productoras Independientes P.A.P. (que agrupa a las asociaciones AECINE, DIBOOS, MAPA, PIAF, PROA y PROFILM) y los productores de televisión de PATE no han podido cambiar el polémico artículo 110 que el Gobierno modificó con ‘nocturnidad’ y sin ningún tipo de consenso hace unos días.
La enmienda que podía haber salvado a la producción independiente ha sido rechazada en el pleno al obtener 69 síes y 215 noes (51 abstenciones). El PSOE y el PP, que tantas veces escenifican conflictos, han votado aquí lo mismo: poner los clavos del ataúd a la producción independiente.
«El PSOE ha dinamitado el acuerdo que tenía con nosotros para esta ley. Pactando con PP y Ciudadanos, se están cargando la posibilidad de que salgan más producciones independientes como Alcarràs«, ha declarado Joan Margall (ERC) en la sesión.
Este grupo, junto con Unidas Podemos, han sido los más activos en defensa de la producción independiente. «Esto favorece al duopolio mediático y tenemos menos diversidad», ha indicado Sofía Castañón de Podemos.
Había pocas esperanzas de que hubiera un giro. El PSOE era el partido político cuyo discurso económico debía ser más proclive a la aceptación de la enmienda, pero al final el ministerio de Economía, liderado por Nadia Calviño, ha ganado la batalla ministerial.
De hecho, el ministro de Cultura, aparte de no responder a los productores para reunirse con ellos en estos días, había guardado silencio hasta hoy, lo que obviamente no generaba ilusión en el sector.
Hoy el político ha estado en Cannes para arropar los estrenos de Pacifiction y As bestas, lo cual no deja de ser enormemente paradójico, pues son estas películas las que desaparecerán con la ley, tal y como se ha planteado.
En las declaraciones en Cannes, Miquel Iceta se desmarca de los cambios introducidos a última hora: «Cuando salió del Gobierno esta ley concitaba unanimidad. Durante el trámite se han visto las cosas de forma distinta y con enmiendas no siempre coincidentes. Yo sólo me puedo hacer responsable del texto que llevé al Congreso, que es el que aprobó el Consejo de Ministros. Atendía bien a ese equilibrio. Luego el proceso de enmiendas ha cambiado algunas cosas. Cuando llega un proyecto de ley al Congreso el papel lo tienen los grupos parlamentarios y se suelen hacer eco con mayor y menor fortuna de sectores a veces con intereses contrapuestos. Creíamos haber encontrado una solución y confío en que se alcance”.
Desde que el pasado 19 de mayo, cuando se aprobaron los cambios en la recta final de la tramitación parlamentaria, los productores españoles se han alzado contra lo que consideran una traición.
Desde entonces, se han movilizado. Primero, en el marco de la 75ª edición de Festival de Cannes que se está celebrando, el pasado lunes tuvo lugar un acto convocado por las plataformas de productores P.A.P. y PATE para alzar la voz contra el texto propuesto.
Ayer convocaron una rueda de prensa de urgencia que se complementó con una protesta frente al Congreso. Entre ayer y hoy, más de 700 profesionales del audiovisual se han adherido al manifiesto que han elaborado contra esta ley.
Sin embargo, no ha servido de nada. La producción independiente queda tocada de muerte. Pero el sector no se quedará de brazos cruzados. Aún quedan batallas legales que librar, empezando por el Senado y terminando por la justicia europea, pero esta decisión tendrá consecuencias devastadoras.
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