La Asociación Estatal de Cine ha organizado el encuentro ‘Puesta en valor del Productor de Cine a través del talento’, en el que directores y productores han ofrecido su visión personal sobre la complejidad de levantar un proyecto, el papel del productor en el proceso creativo y la realidad del día a día en el largo proceso hasta que la película llega a las salas
La Asociación Estatal de Cine, AECINE, ha organizado, el miércoles 5 de octubre, el encuentro ‘Puesta en valor del Productor de Cine a través del talento’ con el que ha querido destacar la figura del productor.
El encuentro ha contado con el apoyo de Comunidad de Madrid, en cuya sede de cultura se celebró la jornada y de EGEDA, y en él cuatro directores/as de éxito, han ofrecido su visión charlando con sus productores/as de cabecera: Gracia Querejeta junto a Mariela Besuievsky, de Tornasol Films con títulos como Felices 140, Quince años y un día; Dani de la Orden y Mercedes Gamero, de Beta Fiction Spain dúo responsable de Hasta que la boda nos separe; Rodrigo Cortés y Adrián Guerra, de Nostromo Pictures, con producciones como Buried o Luces Rojas; y Alauda Ruiz de Azúa acompañada por Marisa Fernández Armenteros, de Buenapinta Media, impulsora de Cinco Lobitos.
Moderado por el periodista y crítico cinematográfico Fernando Lara y presentado por la presidenta de AECINE, María Luisa Gutiérrez y el asesor de cine de la Comunidad de Madrid, Nacho Carballo, el objetivo de esta jornada era acercar al público el papel fundamental de los productores y productoras en el proceso cinematográfico.
Alauda Ruíz de Azúa, describió al productor ideal como “aquel que comparte tu visión del proyecto. Yo he tenido la suerte contar con cuatro productores que se han llevado muy bien y compartían una visión común. He sentido que había mucha escucha activa por su parte”. A lo que Marisa Fernández Armenteros añadía la importancia de arropar al joven director, exponiéndola lo menos posible a decisiones que puedan distraerla. “Los noveles te preguntan muchas más cosas, es importante escucharlos para aconsejarles. En el cine independiente no podemos permitirnos hacer las cosas con desgana. En películas como Cinco lobitos, trabajo desde la intuición y con corazonadas. El recorrido dura 4/5 años. Tenemos procesos más ágiles respecto a grandes compañías, pero la gran desventaja es que no tenemos dinero y nuestra creatividad se tiene que lucir en cualquier fase, no tenemos margen de error para equivocarnos.”
Para Gracia Querejeta, es fundamental también la complicidad con los productores a la hora de construir el mejor proyecto posible. Hija del productor independiente por excelencia, destacó la importancia del productor como compañero de viaje, en un modelo de financiación que hace cada vez más complicado levantar un proyecto. “Cinco años para producir una película es descorazonador desde el punto de vista creativo, por eso es importante contar con un productor enamorado del proyecto, que te acompañe en el viaje.” Y Mariela Besuievsky, apuntaba, “desde Tornasol, siempre que intentamos sacar un proyecto, intentamos que las historias nos apasionen. Hay que convivir mucho, hacer cosas que te dejen frío, quizá merece la pena si tiene compensación económica muy grande, pero para el productor independiente, que nunca saben si van a funcionar no merece la pena.”
Dani de la Orden hablaba de lo vulnerables que se encuentran los directores en el momento del rodaje, con momentos de inseguridad, y por ello la importancia de “poder mostrar mi vulnerabilidad a mis productores, sentir que están ahí y que hay un dialogo fructífero y transparente. Valoro y necesito su presencia en el rodaje, sentir su apoyo también en la preproducción, el montaje… me inspira seguridad.” Mercedes Gamero, que ha respaldado todos sus trabajos, ponía el énfasis en la importancia del diálogo. “Existe una tensión lógica entre dirección y producción que hace que las películas salgan y sean mejores. Se basa en una confianza mutua. Ninguno tenemos contratos en exclusiva, sino relaciones que se fomentan en la plena confianza, porque te miras y sabes lo que quieres decir, porque ellos tienen que entender que cuando dices algo lo dices para construir, al mismo tiempo, tú sabes que debe prevalecer la visión del director, tienes que confiar en él. Confianza y saber que el objetivo común es tener el mejor producto posible.”
Rodrigo Cortés destacaba el valor del productor que en ocasiones se ve obligado a echarse la película entera al hombro, sin apoyos ni televisiones. Para el director de Buried, Luces rojas o El amor en su lugar… la confianza de Adrian Guerra, su productor de cabecera, ha sido siempre total, pero eso le hace también “responsable de tus decisiones y sus consecuencias. A priori uno desearía que el productor deje una bolsa de dinero y volviera a los dos años con una película.” Pero no está en su mano… y en ocasiones llegan a empeñarse o tomar decisiones que permitan la supervivencia del proyecto. “En un productor buscas a alguien que esté dispuesto a partirse la cara por la película. Una película dentro de una caja no es buena idea, a posteriori resulta que sí. Lo único que te da cierto poder, es la capacidad de decir no, casi nadie hacemos todo lo que queremos hacer, pero sí está en tus manos de no hacer lo que no quieres hacer.” Adrián Guerra, recordaba el caso de Buried “Estábamos en Sundace, pero no teníamos ni para pagar el alquiler. Pero cuando lees un guion tan bien descrito piensas, ¡quiero verlo! Las películas más estimulantes son a menudo difíciles, pero cada vez que comenzamos un proyecto sabemos que va a ser una gran experiencia. Como productores, no salimos nunca de la película.”
Todos coincidieron en la importancia de “visibilizar” el papel del productor, hacer que se entienda la esencialidad de su figura. “Todos los productores compartimos la sensación de que nuestros directores sí lo valoran pero hay cierto desconocimiento en la industria de lo que hacemos. En EEUU se le da más valor que aquí. Las películas, más que cualquier otra cosa, son una creación colectiva, pero de acuerdo a la ley, la propiedad es de los productores. Es una autoría que generalmente no se valora ni se reconoce” apuntaba Mercedes Gamero.
“Las películas son de los productores, estamos en las buenas y las malas, cuando las cosas no salen bien el dinero sale del salario de los productores. Cinco Lobitos es un caso de éxito, pero el primer día que se estrenó, tras su paso por Cannes, la taquilla fue un desastre y yo estaba llorando porque no sabía cómo íbamos a cubrir el adelanto del distribuidor. Los demás habían cobrado, y por supuesto, esto iba a salir del salario de los productores…” explicaba Marisa Fernandez Armenteros en un descriptivo ejemplo de lo azaroso de su tarea.
Pero no sólo como motor de financiación, sino como figura clave para “mantener la diversidad de historias” y contribuir en la construcción de las mismas: “En el rodaje el productor es el que tiene la visión con más perspectiva, más global. Un productor es un ajuste de perspectiva.” concluía Dani de la Orden.
Mariela Besuievsky apuntaba también al momento actual. “Estamos momento de cambio agudo, más de lo que nos podemos dar cuenta hoy en día, un cambio paradigma importante, la sala ya no cuenta en la ecuación y está en nuestras manos hacer algo por dinamizar esta relación o por volver a dinamizar esta relación con el público, además de tomarnos en serio los otros lugares donde se ven nuestros productos. Nunca antes se ha visto tanto cine. Es precisa una introspección para ver a dónde vamos y cómo logramos que esa sala, que es tan importante y te da cierta independencia a la hora de financiar las películas, se mantenga.”
Cerró el acto Mª Luisa Gutiérrez, que quiso reivindicar, antes de nada, “el valor del cine en este momento en el que, tras la grave crisis de la pandemia, las salas se van revitalizando. Prueba de ello es que todo el mundo quiere unir su producto a la etiqueta del cine. Una película que ha pasado por cine, antes de llegar a cualquier plataforma o televisión, tiene una visibilidad mayor.” Sobre la figura del productor, apostilló, “ha quedado claro que, más allá de su innegable papel como motor de cada proyecto, el productor aporta seguridad y confianza a los directores, apuesta por nuevos valores y comparte recorrido con los más experimentados. Las películas no podrían existir sin los productores”.