Es la primera obra musical interactiva a nivel mundial, donde se fusionan creación musical, audiovisual, características propias de videojuegos y un diseño sonoro Dolby Atmos.
La música de Reflejos es una composición interactiva creada por Iván Carmona. En esta partitura de más de 10.000 compases, el oyente tiene la responsabilidad de escoger cómo va a evolucionar la música a través de distintas decisiones en tiempo real. El público vive por tanto su propia aventura en la música, a través de imágenes y melodías conexas. Un viaje a través de diversos estilos, géneros y formatos llenos de contrastes.
El equipo de Suakai ha tenido que trabajar como auténticos relojeros suizos de la música para unir los más de 500 fragmentos que componen la obra que, en su totalidad dura más de 3 horas, y se tardó más de 500 horas en grabarla. La música evoluciona, pero los asistentes no lo deben notar. Los oyentes pueden elegir en el momento el rumbo que debe tomar la música, pudiendo pasar por más de 300 variables distintas y desembocando en un sinfín de finales diferentes.
El sonido inmersivo de Dolby es una de las claves de Reflejos, logrando una sensación única donde la música y las historias cobran un cariz mucho más realista. Según los datos recogidos del público asistente el 82% no conocía el sistema de sonido Dolby Atmos, siendo Reflejos su primera experiencia con este formato. El 12% del público había tenido oportunidad de experimentar otros sistemas de sonido envolvente y tan solo el 6% de los asistentes conocían las características de Dolby Atmos.
Tanto para las personas que se acercaron por primera vez a este diseño sonoro como para las que habían tenido experiencias anteriores, Reflejos supuso una vivencia novedosa y del todo sorprendente. Después de escuchar la música de esta forma resulta evidente que Dolby Atmos trabaja un nuevo concepto, superando con creces los sistemas de escucha tradicionales.
En pequeños grupos de aproximadamente 12 personas, los asistentes se sumergen durante alrededor de 30 minutos en un espacio de creatividad.
Un espacio de alrededor de 150m2 equipado con dos pantallas de alta resolución, un diseño sonoro Dolby Atmos y un diseño de luces que lo convierten en un ambiente totalmente inmersivo. En la primera pantalla se proyecta el contenido audiovisual que acompaña y contextualiza la obra musical. Sobre la segunda pantalla, de tecnología táctil, los asistentes deberán tomar las decisiones que les permitirán componer su propia banda sonora. Dependiendo de las elecciones tomadas, los espectadores tendrán la posibilidad de triunfar o fracasar en el reto de vivir de la música, llegando a descubrir en qué tipo de artistas se han convertido.
Dentro de la instalación el público tiene la opción de cambiar la escucha entre Stereo y Dolby Atmos simplemente pulsando un botón. El resultado de este experimento sonoro es evidente e impactante.