No sólo los Spanish Screenings se han convertido en XXL, el MAFIZ, la zona de industria del Festival de Málaga, crece y se consolida cada año con un programa que llega a todos los profesionales del audiovisual. Espacios para el cortometraje, para los festivales, para el cine documental y también para la mujer han sido algunas de las primeras citas de esta primera jornada. Por Silvia Tinoco
El Mafiz, la zona de industria del Festival de Málaga, dio ayer lunes el pistoletazo de salida a una nueva edición dando la bienvenida de nuevo a Málaga Docs, el ciclo de cine documental.
Este ciclo vuelve cada dos años al certamen para dar tiempo a reflexionar sobre el género, como bien decía Juan Antonio Vigar, y este año lo ha hecho además con un nuevo libro bajo el brazo. Con «El documental en España: Historia, estética e identidad» se ha llevado a cabo el acto inaugural de este encuentro, donde se ha señalado el relevo generacional que se aprecia en el sector y lo que aún queda por investigar.
Después, Margarita Ledo y Josep María Català se han planteado la pregunta: ¿El documental aún puede mover el mundo? Aquí han surgido temas tan dispares como la dificultad de distribución del género o el uso y utilidad de Chat GPT, la famosa herramienta de inteligencia artificial.
La sesión continúo con “La mirada interior: sociedad y márgenes del documental”, con la participación de Laura Gómez Vaquero, Laia Quílez y Marta Selva. Y con “La mirada exterior: una imagen del mundo desde el documental español”, con Manuel Palacio, Jorge Oter o Casimiro Torreiro, concluyó esta primera jornada.
Ya en horario de tarde se estrenó la sección Málaga Short Corner, que tuvo varias presentaciones como la de la iniciativa Abycine Lanza.
Antes, aún de mañana, tuvo lugar el encuentro de festivales “Tan lejos, tan cerca”. Una cita organizada por el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), Acción Cultural Española (AC/E), la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y el Instituto Cervantes que ha reunido en el marco del Festival de Málaga a festivales de hasta 7 países, desde el Festival de Cine Español de Amsterdam o Marsella, hasta el Biff de Bogotá, pasando por Escocia o incluso Japón: Amsterdam Spanish Film Festival, CineHorizontes, CinemaAttic, cinEscultura, Cinespaña, IberoDocs. Ibero-American Documentary Film Festival in Scotland, London Spanish Film Festival, Spanish and Latin American Film Festival y Latin Beat Film Festival.
Los representantes de los diferentes festivales comenzaron presentando sus perfiles y después se entró en materia, creando un foro para analizar el sector. Un sector con un público joven “apático y difícil de movilizar para llevarlo de forma presencial a las salas”, como comentaba Andrés Bayona de Biff, o en el que “uno de los principales retos es conseguir financiación privada”, como señalaba Borja de Miguel, de CineHorizontes.
Otros temas tratados durante la jornada fueron el trabajo en red entre festivales, la creación de público, cuestiones de marketing y promoción o las estructuras sostenibles como nuevo modelo de festival.
La directora general del ICAA, Beatriz Navas, acompañada por el director del Festival, Juan Antonio Vigar, abrió este evento destacando que “estamos en unos años muy buenos del cine español y no es casualidad porque se ha producido la madurez de un proyecto como son las escuelas de cine; también la madurez de las políticas que llevamos desde las distintas regiones; y el papel de los festivales, que ahora son lugar de encuentro de profesionales”.
“También vivimos un momento de nuevas narrativas y nuevos medios que generan también nuevas oportunidades, pero lo más importante es que los creadores puedan desarrollar su trabajo con libertad. Esperamos que salga una hoja de ruta de aquí y que este sea el comienzo de una serie de encuentros que se puedan repetir”, finalizó Navas.
El encuentro concluyó con una puesta en común y la elaboración de una hoja de ruta.
Nuestra primera jornada de Mafiz llegaba a su fin con la mesa redonda “New Wave: El cine dirigido por mujeres marca una nueva tendencia colaborativa de producción que rompe con los cánones establecidos”, una actividad incluida dentro de la agenda de Spanish Screenings.
Moderada por Pamela Bienzobas del Festival de Locarno, se sumaron a esta charla Inés Nofuentes de Curuxa Cinema, Izaskun Arandia de Izar Films, Alba Sotorra de Alba Sotorra Cinema Productions y Carla Subirana, quien presenta hoy en Sección Oficial el largometraje “SICA”.
Cada una de las participantes expuso su experiencia trabajando en un entorno femenino dentro de la industria y compartió obstáculos y retos encontrados en el camino.
También se dieron a conocer proyectos como la residencia de escritura que permite la conciliación a las mujeres, que son generalmente quienes se dedican a los cuidados, o la base de datos de mujeres del sector creada por la asociación (H)emen y a la que los hombres se pueden apuntar como contratantes.
¿Las conclusiones?
La visibilidad es necesaria y los hombres deben ser aliados: “La visibilidad es necesaria. Hay mujeres que no han tenido la oportunidad de que las vean porque la reputación se va construyendo, pero necesitamos tener la oportunidad”, señalaba Pamela Bienzobas.
El sistema de puntuación, ahora de cuotas, del ICAA es necesario y ayuda: “La invisibilidad de la mujer ha hecho que no se nos contrate. Ahora, la discriminación positiva, o la acción positiva como me gusta llamarla, obliga a los productores a contratar mujeres”, decía Izaskun Arandia. Por su parte, Alba Sotorra añadía que el sistema del ICAA “ha ayudado a productoras mujeres a financiar sus primeras películas con presupuestos más altos y se ha notado mucho”.
Por su parte, Carla Subirana señalaba que “nos cuesta mucho creernos que podemos hacer grandes cosas a nivel presupuestario” y añadía que las mujeres suelen moverse más en el género del documental porque es más barato, mientras que “la ficción es un tanque y necesitamos a mujeres o a hombres con esa mirada en puestos estratégicos”.
Trabajar en un entorno femenino facilita ese trabajo porque la colaboración surge de forma natural entre las mujeres, su estructura es más horizontal, con un trabajo basado más en una labor de acompañamiento y el ego de los hombres no está presente: “Entre mujeres es mucho más fácil porque no está el ego del hombre. Entre mujeres el quién tiene la idea es irrelevante. Los hombres son también más impositivos y nosotras nos sentimos pequeñas y que tenemos que defender constantemente lo que hacemos”, contaba Sotorra.
Por supuesto, la gran conclusión es que queda mucho por hacer y hacen falta referentes porque esos referentes dan confianza. “No se trata de dar la lata, como vemos en los medios o cuando nos dicen que ya hemos conseguido mucho, es que queda mucho por hacer”.