La semana pasada Doug Shapiro publicaba un extenso artículo llamado The power laws in culture en el que explicaba cuán fragmentada y a la vez concentrada está la atención del consumidor en un panorama audiovisual tan desmesuradamente diversificado. Por Juan García.
Haciendo un resumen bastante simplista del artículo, este analiza la aparente contradicción en la que vive instalada internet, siendo el gran fragmentador y a la vez, el gran concentrador de la atención y el consumo de las masas. Esto a su vez explica porque se siguen generando grandes éxitos en el mundo de la música, del cine o de la TV, a pesar de que la gran mayoría de los estrenos pasan desapercibidos para el gran público.
Según afirma Spotify se suben al día la friolera de 66.000 nuevas canciones (aunque ciertas fuentes rebajan la euforia a unas 20/30.000 diarias). El panorama en el streaming sigue los mismos patrones en lineas generales: cantidad sobre calidad.
Según datos de Business Insider de hace casi un año, Netflix por sí misma ya contaba con 2,142 shows totales de TV y Prime Video con hasta 6.985 películas en su catálogo.
¿Cómo afecta esto a las estrategias de los grandes agentes del mercado?
Las series cada vez son más cortas y si no se ven en un corto espacio de tiempo se cancelan, los reels de videos cortos son el lenguaje de moda en las redes sociales, tenemos aplicaciones que nos leen los libros y hasta el escuchar canciones a mayor velocidad es una reacción natural a la autoimpuesta hiperactividad en el tiempo de ocio.
Todo se consume a la vez, en todas partes y a toda velocidad.
Pero ¿Esto resulta beneficioso para los muchos artistas emergentes de los que las grandes plataformas echan mano para crear tan titánica oferta de ocio? O dicho de otra manera…
¿Qué es más importante el contenido o el intermediario?
El acierto de las grandes plataformas audiovisuales ha sido el confiar a un ingenioso algoritmo algo tan complicado como gestionar y ordenar sus enormes catálogos de contenidos. De otra manera sería imposible ofrecer a los clientes una experiencia de uso satisfactoria, saldrían huyendo.
Aquí es donde aparece el matiz que lo cambia todo ¿El algoritmo recomienda lo que más se ajusta a tus gustos o ajusta la presentación de estos a lo que sabe que te gusta a ti? En este artículo os explicaba cómo usan lo que sabe tu televisor de ti, como antes ya hizo y de manera más extensa Elena Neira en este otro artículo.
Cualquier plataforma hace uso de esa premisa para crear esos picos de atención sobre unos contenidos concretos mientas otros quedan a la deriva. Recientemente en el Podcast Esto no es TV hubo un momento que recuerdo especialmente en el que Pablo Mancuso afirmaba con cierta ironía que se podría reestrenar alguna serie de hace años como si fuera una novedad… y nadie se daría cuenta.
En definitiva, sin una buena promoción los contenidos pasan sin pena ni gloria y gran parte de su público potencial difícilmente descubre su existencia de una forma natural.
La propiedad intelectual en el medio digital
¿Alguien se acuerda de los maravillosos libretos que venían con los discos que se editaban físicamente? En Vinilo, CD o hasta cassette, algunos eran auténticas maravillas que servían como nexo de unión del mundo de la música, la literatura o la fotografía. Hoy en día ni siquiera puedes ver la carátula de un disco en alta calidad en la app de Spotify.
Recientemente la dueña de los derechos de autor de las obras de Roald Dahl, llegaba a un acuerdo con la organización Inclusive Minds para cambiar ciertas palabras ofensivas como «gordo» o «feo» de sus obras.
La obra digital ya no es tuya, se va a ver alterada, modificado o eliminada sin que tengas ningún control sobre ella.
¿Donde quedó el Star System?
Consumimos una cantidad absurda de contenidos compulsivamente, que se olvidan con demasiada facilidad y que no ayudan a sustentar este Star System que tanto nos ha dado.
La publicidad sigue confiando en el viejo modelo del star-system para generar tendencias con sus anuncios.
Llevo años haciendo la misma pregunta ¿Este boom audiovisual no debería haber renovado completamente el escaparate de estrellas del audiovisual? Salvo contadas excepciones esto no es así. El gran público en general habla de esta plataforma o de esta otra, no de los autores detrás de ellas.
Pongo en seria duda que este consumo frenético beneficie a la carrera de directores noveles, productores más pequeños o actrices y actores que están comenzando, que son precisamente el sustrato y el origen de las grandes estrellas del mañana.
La fórmula para los próximos años debería basarse en una menor producción, de mayor calidad y con mayor promoción, usando todas las ventanas de distribución posibles, porque no nos engañemos, sea cual sea tu modelo de explotación, el punto vital de todas estas obras es la DISTRIBUCIÓN y la PROMOCIÓN.
El contenido es el rey, pero a día de hoy es el medio el que decide quién se puede sentar en el trono.
Juan García