En la mañana de este viernes están transcurriendo en Madrid los últimos eventos de la programación de Iberseries&Platino Industria… y mañana comienzan en Cádiz los de la primera edición de South Series.
Desde el pasado martes, el Matadero de Madrid ha acogido la celebración de la tercera edición de Iberseries&Platino Industria. Una cita impulsada por EGEDA y Fundación Secuoya, en colaboración con FIPCA y el apoyo de Ayuntamiento y Comunidad de Madrid, que ha reunido a destacados agentes, creativos, productores, distribuidores, cadenas de televisión y empresas del audiovisual para fomentar negocios y el talento creativo de la industria iberoamericana.
Y, sin tiempo para digerir lo sucedido estos días -ni descansar-, comenzarán en menos de 24 horas los primeros eventos de la agenda deL South International Series Festival. Esta cita, impulsada por el grupo Womack, cuenta con la Junta de Andalucía como patrocinador principal y con la colaboración del Ayuntamiento de Cádiz y nace con el objetivo, según sus impulsores, de «mostrar el gran potencial de la producción de ficción en español a todo el mundo».
¿Cómo es posible que dos eventos que cuentan con un objetivo similar, que pretenden reunir al mismo tipo de público profesional… prácticamente coincidan en el tiempo?
Nuestro editor, Antonio Carballo, reflexiona en su último editorial sobre esta circunstancia. Lo reproducimos, a continuación:
¿ESTAMOS UTILIZANDO BIEN LOS FONDOS NEXT GENERATION?
La abundancia de fondos Next Generation está propiciando la organización precipitada de eventos de todo tipo en España, creados sin la necesaria planificación. Por citar sólo a los mayores, en el mes que va desde el 15 de septiembre al 15 de octubre casi se superponen el Weird Market, el Iberseries-Platino y el South Series Festival junto a los ya clásicos festivales de San Sebastián y Sitges y una infinidad de eventos menores. Por Antonio Carballo.
Vivimos en la era de la alta velocidad. Desde la llegada de internet y, por consiguiente, la consolidación de un nuevo modelo social marcado por la globalización, todo avanza a gran velocidad, a marchas forzadas, indetenible. Ya sean los transportes, los avances científicos y técnicos, las modas, la construcción o la producción de bienes y servicios, todo va más rápido que nunca.
Incluso la comunicación, cuyo ritmo ha permanecido inalterable durante siglos, se ha acelerado. Ahora escuchamos a x2 de velocidad los audios de nuestros amigos y familiares. Expresamos, reaccionamos y entendemos en base a un simple emoticono. También ha hecho lo propio la Cultura: los jóvenes ya ven, desde hace un tiempo, sus series favoritas a cámara rápida.
Sin entrar en el debate sobre el impacto negativo que puede tener este nuevo modo de vida sobre la psique humana, es evidente que implica cambios profundos sobre muchos de nuestros hábitos. El principal es que a mayor velocidad, menor es el tiempo de reacción. Sucede con los automóviles y también con las costumbres. Nos estamos familiarizando con ejecutar antes de pensar, con proponer sin planificar… y ello conlleva que los resultados de nuestras acciones tienden a ser peores.
También sucede que, a causa de esta dinámica que se describe, el ser humano tiende a cambiar de opinión con mucha rapidez. Una circunstancia que no se da tanto por la falta de firmeza en las convicciones -que también es lógico que sean menos sólidas en un mundo tan cambiante- sino por el tsunami de información que recibimos a diario. Si a mi me dicen que el día pinta lluvioso, cojo un paraguas. Pero si, por contra, al amanecer me informan de lluvia, al mediodía de sol, a la tarde de nubes y a la noche de tormenta, mi previsión se volverá caótica y, a ciencia cierta, menos útil para mis intereses a pesar de ser más exhaustiva.
Esta paradoja es la que se viene dando desde hace un tiempo en la industria cultural en lo referente a los festivales y mercados. En el año 2020 una grave pandemia se instaló en todo el mundo, nos avisaron de que el COVID venía para quedarse y muchos se atrevieron a atisbar el fin de los encuentros físicos, en favor de las reuniones a través de Zoom, o incluso en el todavía distópico Metaverso. La necesidad humana de relacionarse físicamente para estos oráculos era cosa de otro tiempo.
Sin embargo, aquélla época -que ahora nos parece incluso lejana- ya pasó y los encuentros presenciales vuelven a ser una realidad primero, y una necesidad después. ¿Cómo era posible que se hubiera planteado, incluso, que no eran necesarios? ¡Si eran la clave para diseñar negocios y rubricar acuerdos!
El rumbo volvió a cambiar drásticamente y en pocos meses se pasó de considerar a estas reuniones un vestigio del pasado a un elemento necesario y protagonista de la industria. Nuevos festivales y mercados empezaron a proliferar en apenas un año por doquier, con rápidez… y sin la planificación necesaria para que todos estuvieran lo suficientemente bien diseñados para alcanzar los objetivos con los que nacían. O simplemente, de manera descoordinada y, por tanto, ineficiente. Pero ahí están los fondos Next Generation que, aplicados según las directrices del gobierno de España, sólo pueden aplicarse a proyectos relacionados con la ecología, la igualdad y la digitalización. Y había que aprovecharlos.
Desde nuestro conocimiento de la industria audiovisual, lo más fácil era aplicarlos en el ámbito de la digitalización -también algunos sobre la sostenibilidad ecológica- mediante la creación de infinitos talleres, jornadas, simposios, laboratorios, residencias y reuniones en general destinados a pequeñas audiencias. En nuestro sitio de internet, www.cineytelePRO.com no pasa ni un solo día sin que aparezca alguno de ellos en cualquier lugar de la geografía nacional.
Así, hemos llegado a situaciones tan extremas como la que tenemos en este mes de octubre, en el que confluyen un buen número de eventos de interés para la industria, cuya proximidad en el tiempo hace imposible su adecuada eficiencia. A los tres días de finalizar el festival de San Sebastián daba comienzo Iberseries&Platino Industria en Madrid (del 3 al 6 de octubre), South Series en Cádiz (del 7 al 12), Festival de Sitges (del 5 al 15), MIA en Roma (del 9 al 13) MIPCOM en Cannes (16-19 de octubre), Shooting Locations en Valladolid (20 y 21)… por citar solo algunos de los más destacadas.
Como suele suceder, esta tendencia llegará a un punto de no retorno y algunos se estrellarán, hasta alcanzar un equilibrio en el que se mantendrán aquellas citas más destacadas y útiles.
Mientras tanto, el dinero público invertido en estas docenas de eventos será poco eficiente en su objetivo de crear negocio y futuro para las nuevas generaciones.