Ángela Cervantes y Álex Monner protagonizan La furia, una tragedia moderna con una personal mirada sobre la violencia sexual que es el debut en la ficción de Gemma Blasco. Producido por Ringo Media y distribuido en cines por Filmax, ha comenzado en Barcelona el rodaje.
“Queremos aportar una mirada femenina sucia y rabiosa al tema de la violencia sexual (…) Me pregunto si como sociedad hemos encontrado el equilibrio entre justicia y moral o nos parece insuficiente y por ello nos sentimos con la necesidad de seguir trazando el camino y la sentencia por nuestra cuenta”, cuenta Gemma Blasco.
La furia es una producción de Ringo Media y cuenta con la participación de RTVE, TVC, Aragón TV, Filmin y con la financiación del ICAA, Gobierno de Aragón e ICEC. Filmax se encarga de la distribución nacional.
El proyecto se ha desarrollado en Torino Film Lab Extended, New Horizons Studio+, CIMA Mentoring, Dama Ayuda o Mallorca Talents Labs. Además de asistir a los mercados de FICG México y Brussels Coproduction Market, donde se alzó en ambos eventos con varios premios de industria.
El rodaje tendrá lugar principalmente en Barcelona y alrededores y en el pueblo de Torrevelilla, en Alcañiz (Teruel).
Es el primer largometraje de ficción de Gemma Blasco, tras dirigir los cortometrajes Matices (2013), Formas de jugar (2015) y Jauría (2018), y su obra de corte experimental El Zoo, estrenada en el Festival de Gijón de 2018.
El reparto principal lo componen Ángela Cervantes (Chavalas, La maternal) y Álex Monner (Los niños salvajes, La ruta).
El argumento sigue a Alex, una joven actriz que es violada durante la celebración de una fiesta de Nochevieja rodeada de sus amigos. No pudo ver a su agresor, y a lo largo del año siguiente se enfrentará a la culpa, el asco y la vergüenza. Mientras Alex intenta canalizar todo ese dolor a través del teatro, donde interpreta al vengativo personaje de Medea, su hermano Adrián se enfrenta a la rabia por no haber sabido proteger a su hermana y al impulso de dejarse llevar por sus propias decisiones. El tiempo en que sus problemas eran los normales de cualquier familia, forman ya parte del pasado.