Protagonizada por Zoe Stein y Lluis Homar, la película parte del cortometraje homónimo presentado en la Semana de la rítica del Festival de Cannes.
Arranca el rodaje de Forastera, la ópera prima de Lucía Aleñar Iglesias, que estrenó el cortometraje homónimo en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes del 2020. El largometraje de esta historia sobre duelo e identidad, se rodará hasta el 10 de mayo en diferentes localizaciones de Alcúdia y Pollença (Mallorca).
Protagonizada por Zoe Stein (Mantícora, 2022; La chica invisible, 2023) y Lluís Homar (Los abrazos rotos, 2009; La mala educación, 2004), completan el reparto las actrices Núria Prims (Incerta Glòria, 2017), Marta Angelat (Polseres Vermelles) y el actor sueco Nonni Ardal (Evil).
Rodada en catalán, la película ha participado en el programa Residencias de Cannes (Cinéfondation) y en dos ediciones del laboratorio Next Step impulsado por la Semana de la Crítica del Festival de Cannes.
Forastera es una coproducción hispano-sueca donde participan las productoras catalanas Lastor Media y Vilaüt Films, la productora balear La Perifèrica Produccions y la productora sueca Fox In the Snow. La película cuenta con la participación de TV3, IB3 y Filmin y el apoyo de ICAA, ICEC, Fundació Mallorca Turisme – Mallorca Film Comission, Creative Media Europe y el Swedish Film Institute.
”A través de este film quiero jugar con la figura del fantasma que conocemos todos en el cine de género, que suele ser algo metafísico, descontrolado o incluso vengativo. En Forastera los fantasmas son parte del duelo de los mismos personajes. Quiero explorar estas creaciones que ellos mismos generan en principio para sanar y cómo pueden evolucionar y distorsionar la realidad que viven“, relata la joven cineasta.
Sinopsis:
Catalina verá cómo sus vacaciones quedan trastocadas dramáticamente a raíz de la muerte de su abuela, que solo ella presencia. Un gesto casual -vestir las prendas de la difunta- se convertirá en la puerta de entrada a un mundo fantasmagórico que llevará a Catalina a ocupar literal y figuradamente el espacio dejado por la abuela, un hecho que provocará un terremoto emocional entre aquellos que la quieren.