Se ha impuesto finalmente la lógica empresarial y el desestimiento por la mayor parte de las plataformas de streaming de su estrategia de desairar los estrenos en salas.
Los cines de todo el mundo están recuperando poco a poco los niveles de audiencia anteriores al Covid-19, mientras que las plataformas de streaming (Netflix, Prime Video, Disney+, Apple TV+, HBO Max, etc.) continúan ganando suscriptores.
Lo que se ha impuesto finalmente ha sido el sentido común y la lógica empresarial, ya que los productores, tanto en Hollywood como en el resto del mundo, saben bien que una película proyectada en cines, incluyendo luego su difusión en televisión, en DVD y en streaming, es mucho más rentable que la venta directa del film a una plataforma.
Es por eso, que durante la convención anual del CinemaCon, celebrada en Las Vegas a principios de abril, Michael O’Leary, presidente de la Asociación Nacional de Salas de Cine de Estados Unidos, constató que «una película que se emita primero exclusivamente en salas tendrá posteriormente más éxito que una que se emite en streaming«, asegurando que “relegar películas realizadas con presupuestos colosales directamente a una plataforma de streaming no constituye un modelo de negocio sostenible”. Los estudios de Hollywood, que durante la pandemia desairaron la ventana theatrical para estrenar sus producciones únicamente en sus plataformas, parece que han abandonado esta política…
Otro factor que explica esta recuperación de la primera ventana para la explotación comercial de las películas es la excepción cultural que de facto aplican determinados territorios y festivales. En Francia, desde 2018, las plataformas de streaming que quieren participar en el Festival de Cannes deben comprometerse a estrenar las películas en los cines de su territorio. Las que rechazan hacerlo, intentan probar suerte en otros festivales como el de Berlín, Toronto o Venecia, que de momento no protegen la exhibición theatrical.