Comienza el rodaje de ‘La boda’, ópera prima del director Pedro Cenjor

22 mayo, 2024
Una historia sobre «la importancia de sanar heridas pasadas, romper barreras infranqueables y el amor por uno mismo», producida por El Sueño Eterno Pictures.

El lunes 27 de mayo comenzará en Motril y Costa Tropical (Granada) el rodaje de La boda, primer largometraje del cortometrajista Pedro Cenjor, que también es responsable del guion junto a Corinna Salerno. Es una producción de El Sueño Eterno Pictures (Papeles, Los bárbaros, Un largo viaje, La Paz de los cementerios, Alegoría Día 1, Antes de morir …).

La boda, protagonizada por Elena Furiase (La sirvienta) y Daniel Chamorro (Un largo viaje, En los márgenes, Akelarre y series como La que se avecina). Completan el reparto Margarita Lascoiti (El comisario), Verónica Ortiz (Papeles), Silvia Vacas (Tiempo después) y Bárbara Cuesta (Operación Concha). Además, cuenta con la colaboración especial de Antonio Dechent (Cerrar los ojos), María Jesús Hoyos (Maixabel) y Felipe García Vélez (El maestro que prometió el mar).

En palabras del director, Pedro Cenjor, “La boda es una película que habla de la necesidad de amar y ser amados en entornos en los que las emociones se esconden muy dentro   y surge de secretos escondidos y aceptados  por los diferentes personajes, cuyas decisiones nos enseñan como emerge la esencia oculta en cada uno de ellos».

La productora, Patricia González Cuesta (CEO El Sueño Eterno Pictures), explica lo que significa este nuevo proyecto: “Cuando cayó en mis manos el guión de La boda, me sorprendió lo que es capaz de hacer el ser humano por aparentar ser lo que no es. Cómo vivimos pendientes de gustar, agradar, o hacer lo políticamente correcto, aunque paguemos un peaje tan alto como no ser feliz nunca…“

Sinopsis:

Felisa es una mujer de espíritu libre, con los problemas que ello conlleva en un entorno rural. En varias ocasiones se instaló en Madrid, donde las cosas no le fueron bien, viéndose obligada a volver al pueblo, a casa de sus padres. Ya en la cuarentena, sigue dependiendo en gran parte de su madre y de la pensión de viudedad de ésta, ya que lo que ella gana peinando a señoras mayores a domicilio, apenas le da para sus gastos.

Las fiestas de fin de semana y las deudas que mantiene con el dealer del pueblo, la llevan a aceptar matrimonio con Sebastián, hijo soltero de una de sus clientas, con el único propósito de recuperar el dinero gastado en bodas durante toda una vida. Felisa acepta, con el dinero podrá cerrar sus deudas y, por qué no, instalarse de nuevo en Madrid y salir de una vez por todas del pueblo. El plan es perfecto, cada parte se quedará el dinero de sus invitados, y tras el matrimonio se divorciarán. La vida de la pareja cambiará para siempre.

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