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El filme dirigido por Gabriela Quiroz finaliza tras 5 semanas en los paisajes del Valle del Colca en Arequipa. El nuevo trabajo de Quiroz esta inspirada en la infancia de la propia cineasta y narra, a través de los ojos soñadores de una niña de nueve años, una historia a dos niveles: el realista y el mágico.
Ha finalizado el rodaje de Naira, una historia escrita y dirigida por la cineasta Gabriela Quiroz. El largometraje coproducido por Lima 9 (Perú) junto a las productoras españolas El Sueño Eterno Pictures y Pantalla Partida. Yaneth Calla Supo, interpreta a la protagonista y le acompaña Oso, una alpaca que ha crecido junto a la actriz. Completan el reparto el español Álex Monner y los peruanos de la zona andina: Ubaldo Huamán, Nataly Aures, Hermelina Lujan, Mario Velásquez y Brian Cano, entre otros.
Rodada durante cinco semanas en los paisajes del Valle del Colca en Arequipa (Perú), el nuevo trabajo de Quiroz recoge relaciones, personas y eventos que nacieron de las propias experiencias de la realizadora que, como su protagonista, creció en un pueblo en los andes peruanos en extrema pobreza. Trata temas como la discriminación a través del racismo, la desigualdad, la precariedad económica, el género y la religión por lo que, aunque el filme sucede en un lugar remoto en los andes peruanos, es una historia universal que necesita ser contada, durante los violentos años del grupo terrorista Sendero Luminoso.
Además, Gabriela Quiroz ha utilizado el quechua (lengua nativa de Perú) y el castellano en una convivencia lingüística que marca la identidad de los personajes y enriquece la trama de la historia. Para la directora, esta fusión de idiomas representa una fuente de incalculable valor y un rasgo distintivo de la narrativa de Naira.
«Basta con mirar las noticias peruanas sobre la violencia ocurrida en los últimos meses, para constatar, una vez más, sobre la importancia y urgencia de contar esta película. ‘Naira’, más allá de mostrar la belleza y riqueza cultural, expone las complejas problemáticas que afectan principalmente a los pobladores de la zona alto andina», explica Quiroz.
«Impotente de no poder ayudar a mi madre y con el afán de protegerla de los abusos de mi padre, la poesía y las historias fueron mis mejores compañeros y mi continuo refugio. Como hija última de nueve hermanos, soñaba con un día poder escapar, educarme, y dar a mi madre una vida mejor. Si bien nunca me hice unas alas de cóndor, a los siete años me ponía bolsas de plástico en los brazos y saltaba del techo de mi casa jugando a volar, queriendo volar. Doce años más tarde, y tras duras penas, finalmente logré volar, pero en avión. Al irme me prometí a mí misma un día volver y rodar una película en mi querido Perú. Esa película es ‘Naira’”, comenta la guionista y directora, afincada en Los Angeles desde hace una década.
