Organizado en colaboración con el Instituto Italiano de Cultura, el ciclo tiene como objetivo difundir un género que sirve como retrato de su país. Desde Luchino Visconti hasta Stefano Vanzina, esta retrospectiva servirá como exploración del cine italiano y el reflejo de su sociedad.
Un total de 22 largometrajes estrenados entre 1943 y 2023 integrarán la retrospectiva de la 72ª edición del Festival de San Sebastián que, bajo el título Italia violenta. El cine policiaco italiano, ofrecerá una completa panorámica del denominado poliziesco. Además, el ciclo incluirá la publicación de un libro monográfico escrito por el historiador Felipe Cabrerizo, coordinador de la retrospectiva junto a Quim Casas, crítico y miembro del comité de Selección del Festival.
Organizado en colaboración con el Instituto Italiano de Cultura, el ciclo ayudará a difundir un género que sirve para realizar un acertado retrato del país y que todavía hoy sigue pendiente de revisión desde un prisma contemporáneo.
Pese a la estricta censura que el fascismo impuso sobre el cine criminal, Luchino Visconti dará con Ossessione (1943) pistoletazo de salida a un género que será enormemente transitado durante toda la historia del cine italiano. Bajo su influjo analizarán Mario Soldati o Fernando Cerchio las consecuencias que la guerra había dejado en el tejido del país, y su influencia impulsará el rigor que marcará a Pietro Germi o Luigi Zampa en su tratamiento del fenómeno creciente de las redes criminales, por otra parte tan habituales en el cine italiano que este ya se había lanzado a tratarlas incluso por vía de la comedia en cintas como Mafioso (El poder de la Mafia, Alberto Lattuada, 1962, Concha de Oro a la mejor película en el Festival de San Sebastián). Será el propio Germi quien dé en Un maledetto imbroglio (Un maldito embrollo, 1959) con las claves que permitirán al género desarrollar una vida propia desvinculándose de la aún evidente influencia de los referentes extranjeros.
Esto permitirá al poliziesco emprender un nuevo camino centrado en tomar el pulso a la sociedad surgida en Italia tras el colapso del boom económico y el estallido de 1968. Damiano Damiani abrirá con Il giorno della civetta (El día de la lechuza,1968) un nuevo prisma sociológico sobre el problema de la Mafia y, siguiendo la estela del cine de Carlo Lizzani, Elio Petri llevará esta vía política a su punto culminante con Indagine su un cittadino al di sopra di ogni sospetto (Investigación sobre un ciudadano libre de toda sospecha, 1969) en un empeño refrendado por el Oscar a la mejor película extranjera. Todo ello se conjugará con formas más ortodoxas que acercaron el género al polar francés de la mano de realizadores como Fernando Di Leo (Milano calibro 9, 1972) o Sergio Sollima (Revolver, 1973), en un panorama que fue enriqueciéndose hasta convertir al poliziesco en un pilar fundamental de la industria cinematográfica italiana, capaz incluso de estructurar todo un star system en el que tendrán particular relevancia actores como Tomas Milian, Franco Nero, Fabio Testi, Gian Maria Volonté, Maurizio Merli, Claudia Cardinale o Giuliano Gemma, protagonista del cartel del ciclo.
La aparición del terrorismo abocará a Italia a una guerra civil encubierta que encontrará pionera plasmación en La polizia ringrazia (La policía agradece, 1972), cinta de Stefano Vanzina que se alzaría con la Concha de Plata al mejor director en el Festival de San Sebastián. Será el punto de partida del filón conocido como poliziottesco, revitalización del policiaco desde parámetros de género puro que se erigirá en auténtico hito del cine B de los 70. La falta de prejuicios de directores como Umberto Lenzi o Pasquale Squitieri abrirán los enfoques de una hiperproducción que plasmó el colapso de todo un país anunciado por Francesco Rosi en Cadaveri eccellenti (Excelentísimos cadáveres, 1976). El asesinato de Aldo Moro por las Brigadas Rojas provocará rigurosas reflexiones de realizadores como Giuseppe Ferrara o Marco Bellocchio al tiempo que colapsó una ficción que pareció desbordada por la propia realidad. Tras unos años de bloqueo, el género resurgirá brillantemente con Gomorra (Matteo Garrone, 2008), la película que lo devolvió a una primera línea que se antoja clave para el cine italiano del nuevo milenio y que en este ciclo se proyectará en un nuevo corte del director remasterizado en 4K.
En 2024 el Festival de San Sebastián y la Filmoteca Vasca han impulsado un festival de cine clásico expandido en el tiempo y en el espacio, agrupando tres ciclos: la docena de películas restauradas que la Filmoteca programa en primavera en distintas instituciones culturales de la Comunidad Autónoma Vasca, Navarra y el País Vasco francés; las seis películas de la sección Klasikoak y la retrospectiva anunciada en esta nota. Este año, además, ofrecerá un ciclo de cortometrajes restaurados que anunciará en breve y que se podrán ver durante los días del Festival.