44 años después de debutar en San Sebastián, Almodóvar se subió ayer al escenario del Auditorio Kursaal para recoger el segundo Premio Donostia de la 72ª edición del Festival. El director español compartió emocionado un discurso sobre su pasión por el séptimo arte, su vocación y aquello que le brinda libertad.
El cine español ha vivido muchas vidas y muchas etapas; décadas de metraje y reconocimiento internacional. Sin embargo, si hay una figura española que ha marcado nuestro cine, esa es, sin lugar a dudas, la de Pedro Almodóvar. Desde el estreno de su primer largometraje, Pepi, Luci y Bom y otras chicas del montón en 1980, el cine de Almodóvar ha marcado un antes y un después en nuestro país; no sólo en el ámbito cinematográfico, con su marcado estilo, temática y tono, sino también en el cultural. Pedro siempre ha abogado por la libertad, la individualidad, la pasión y la igualdad, por la fuerza del cine. Y así lo recalcaba una vez más ayer, jueves 26, al recoger su Premio Donostia.
En el Auditorio Kursaal, en el marco de la 72ª edición del Festival de San Sebastián, la actriz Tilda Swinton, protagonista de la última película de Almodóvar, le entregaba ayer el segundo Premio Donostia del Festival al director español. 44 años después de debutar en la sección de Nuevos Realizadores, el cineasta se subió al escenario para ser honrado por su carrera y su trabajo. Al término de la ceremonia, se proyectó La habitación de al lado, su nueva película, ganadora del León de Oro de la Mostra de Venecia.
Durante su discurso, Almodóvar ha afirmado que su “pasión por el cine” ha dado una dirección a su vida y probablemente le ha salvado de muchos peligros. “A mi edad un premio como el Donostia puede indicar el final de un camino, y una recompensa por haberlo recorrido, pero yo no lo vivo así. Para mí el cine es una bendición o una maldición. No intuyo otro tipo de vida que el de escribir y dirigir sin pausa”, declara, al tiempo que ha advertido de que la alternativa “es el vacío”.
“Mi vocación ha sido y sigue siendo más fuerte que yo y todo lo que me rodea”, ha sentenciado antes de añadir: “Este oficio es el mejor del mundo y merecía la pena que yo me entregara a él sin limitaciones. Más que nunca, el cine es mi vida y mi vida no tendría sentido sin el cine”. A su juicio, “la vida, tanto en la ficción como en la realidad, es compleja y entraña multitud de peligros, pero sin libertad, la vida no merece la pena”.
El cineasta, que cumplió 75 años de edad un día antes de la entrega del premio, ha querido cerrar su discurso con un consejo: “Hagamos lo posible por que las grandes tragedias, el dolor cotidiano, la incomprensión, la mentira, la falta de empatía, la injusticia social, el odio, todo lo negativo imaginable, hagamos que pertenezca a la ficción y que la vida real trascurra de un modo justo, en paz, y muy entretenida por las ficciones que solo existirán en nuestras pantallas. Sé que pido demasiado, pero siempre ha sido así, desde que llegué a Madrid en 1970, pretendiendo dedicarme a dirigir películas. Muchas gracias por este premio, y gracias por escucharme”.
Juan Diego Botto, Victoria Luengo, Raúl Arévalo y Melina Matthews han acompañado sobre el escenario a Tilda Swinton, coprotagonista de La habitación de al lado junto a Julianne Moore, y al propio Almodóvar. “Mi película es mi respuesta a tantos mensajes de odio como vemos y oímos casi diariamente. Nunca como hasta ahora el odio ha podido organizarse, de modo anónimo, impunemente. Mi película representa lo opuesto -la empatía, acompañar y ayudar- y ojalá les emocione tanto como a los que la hemos hecho”, ha declarado el director.
Una carrera de cultura y reivindicación
Swinton ha asegurado que el cine de Almodóvar “proporciona consuelo humano y familiar y nos ilumina”. “Nos has cautivado, divertido, emocionado y acompañado durante casi medio siglo. Y no atisbamos el final”, ha señalado en un discurso salpicado de referencias a la filmografía del director manchego.
“Te felicitamos esta noche por tu incomparable aportación a la cultura mundial, por inspirarnos y por suscitar en nosotros un afecto tan incondicional. Has sembrado en cada uno de nosotros infinidad de tesoros. Tu obra hace bien al mundo, te lo agradecemos de todo corazón. Serás eterno. Somos seres humanos afortunados: tú haces que sea más fácil serlo a pesar de todo. Feliz cumpleaños, querido. ¡Que lo celebres como te mereces! Con todo mi amor y cariño, Tilda”, ha concluido.
La gala ha sido presentada por el actor Eneko Sagardoy, que ha definido al galardonado como “un maestro del cine atrevido, original y personalísimo”. Durante la ceremonia se han proyectado dos vídeos: momentos icónicos de la filmografía de Almodóvar, marcada por un reconocible estilo visual y compuesta por casi una treintena de títulos multipremiados con galardones como los Óscar, los Globos de Oro, los BAFTA y los Goya, entre otros; y otro compuesto por lasas incontables ocasiones en las que Almodóvar ha visitado el Festival de San Sebastián desde hace 44 años.
Precisamente, en su sección Nuevos Realizadores presentó su debut, Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980). Después concursó en la Sección Oficial con Laberinto de pasiones (1982) y regresó, fuera de concurso, con La flor de mi secreto (1995). El Festival le rindió homenaje en 1993 con una velada llamada La noche Almodóvar y también le invitó a entregar el Premio Donostia a Al Pacino (1996), Woody Allen (2004) y Antonio Banderas (2010).
Desde hoy, Almodóvar suma su nombre al de otras personalidades del cine español que ya cuentan con el premio honorífico más importante del Festival: Fernando Fernán Gómez (1999), Paco Rabal (2001), Antonio Banderas (2008), Carmen Maura (2013), Penélope Cruz (2019), Víctor Erice (2023) y Javier Bardem (2023).