La taquilla española cierra su peor fin de semana del año, confirmando una tendencia que se veía venir. Quizá ya no es suficiente con confiar en grandes estrenos o remakes de franquicias para atraer al público. El problema no parece ser solo de títulos o fechas, sino de conexión: la cartelera necesita recuperar la capacidad de ilusionar, no solo llenar salas. Por Fátima Jarmouni
Ni sorpresa ni sobresalto: la taquilla española se desliza hacia su peor dato del año con una naturalidad inquietante. Apenas 3,5 millones de euros y la certeza de que la cartelera ya no seduce, ni siquiera desconcierta. Entre repeticiones, estrenos discretos y cierta inercia generalizada, el cine en salas sigue buscando cómo reconectar con su público.
Box Office:
Blancanieves conserva el liderazgo por segunda semana consecutiva, pero con una caída del 57%, recaudando 967.807 euros y acumulando ya 3,63 millones. A pesar de la fuerza de la marca Disney y su despliegue en 339 cines, el descenso muestra una pérdida notable de tracción, como viene siendo habitual en los remakes live action tras su primer impulso.
La novedad más destacada es A Working Man, que entra directamente en segunda posición con 606.799 euros y una sólida media de 2.071 euros por cine. Estrenada en 293 salas, la película protagonizada por Jeff Daniels se perfila como un título de tono adulto que ha encontrado su espacio en plena Semana Santa, con una propuesta distinta al resto de la cartelera.
Después de varias semanas con escasa representación nacional en lo más alto del ranking, Tierra de nadie logra colarse en la tercera posición con 436.442 euros. Su estreno en 330 cines y una media por sala de 1.323 euros le aseguran una entrada sólida. Sin estridencias, pero con paso firme, la película se instala entre los títulos más vistos del fin de semana.
En cuarto lugar, Wolfgang (Extraordinario) continúa su recorrido con 434.994 euros, lo que supone una caída del 39% respecto a la semana anterior. Tras haber liderado la taquilla y luego mantenerse en segunda posición, esta semana desciende hasta la cuarta, una bajada previsible tras el empuje inicial. Aun así, ya en su tercera semana, acumula más de 2,39 millones de euros, consolidándose como uno de los grandes éxitos recientes del cine español. Su permanencia refleja la fuerza del boca a boca y la capacidad de las historias emocionales para sostenerse más allá del estreno.
Cierra el Top 5 Mickey 17, que cae un contundente 53%, con 145.406 euros en su cuarta semana. Su acumulado supera ya los 2,5 millones, pero el descenso marca un agotamiento progresivo en su presencia comercial, a pesar de su presencia aún amplia en salas.
Estrenos fuera del Top 5:
Fuera de los primeros puestos, los nuevos títulos de la semana no han conseguido destacar en una cartelera cada vez más desgastada. El más visible es Por todo lo alto, que debuta en el puesto 6 con 125.888 euros en 154 cines, firmando una media por sala de 817 euros. Aunque no logra entrar en el Top 5, su cifra inicial es aceptable para una comedia ligera con distribución media y sin gran respaldo promocional.
También se estrena Sting. Araña asesina, una propuesta de terror distribuida por Diamond Films, que aparece en el puesto 12 con 68.846 euros en 190 salas. Su media por cine (362 euros) es baja, y refleja una respuesta limitada para un título que, pese a su género popular, no ha generado expectación.
Otro estreno es Diplodocus, una cinta animada de origen polaca que entra en el puesto 15 con 48.203 euros recaudados en 193 cines. Su media por sala (250 euros) es modesta, pero se trata de una propuesta orientada al público infantil, con una distribución amplia y sin grandes pretensiones comerciales. Su rendimiento inicial es discreto, aunque coherente con el perfil de un título pensado más para completar la oferta familiar que para liderar la taquilla.
Cine español:
Esta semana el cine español logra destacar en la parte alta del ranking, algo poco habitual en lo que va de año. Tierra de nadie debuta con fuerza en tercera posición y Wolfgang (Extraordinario) resiste en la cuarta,. Sin embargo, la buena noticia convive con señales de desgaste. Los Aitas, en su segunda semana, cae al noveno puesto con 79.653 euros, lo que supone un descenso pronunciado del 64%.
El cine independiente:
Esta semana, el cine independiente vuelve a ocupar parte del Top 20, aunque sin presencia destacada en los primeros puestos. El título más visible sigue siendo Anora, que tras 22 semanas en cartel, suma 48.260 euros y cae un 68% respecto a la anterior. Con un acumulado superior a los 2,2 millones de euros, su permanencia sigue siendo notable para una producción de autor, especialmente en un contexto donde pocas logran sostenerse más allá del primer mes.
También aguanta Conclave, que en su semana 15 añade 45.987 euros. A pesar del tiempo en cartelera, la película se mantiene firme gracias a su tono sobrio y a un público que sigue apostando por propuestas más serenas y de trasfondo político. Sin hacer ruido, ha logrado sostenerse mucho más allá de lo habitual para este tipo de títulos.
Entre los estrenos, Sting. Araña asesina arranca con 68.846 euros. Es una cinta australiana de terror con espíritu comercial, pero sin el respaldo de una major detrás. A medio camino entre el cine de género más accesible y el circuito alternativo, su presencia apunta a una apuesta por ocupar un hueco en el terreno del miedo con sello propio. Cierra el grupo Diplodocus. Aunque su recaudación es modesta, ofrece una opción familiar distinta, fuera del dominio anglosajón habitual, y eso ya es decir mucho en la cartelera actual.
Análisis taquilla:
El dato debería alarmar: 3,5 millones de euros, el peor fin de semana en lo que va de año. Pero lo inquietante no es la cifra en sí, sino que ya no escandaliza. Semana tras semana, la taquilla se va desangrando, y lo único que cambia es el título que encabeza el ranking. Todo lo demás —el vacío, la desmovilización, la falta de apuestas reales— se repite.
Hay estrenos, sí. También hay variedad, cine español en el podio y alguna que otra propuesta valiente. Pero el problema va más allá del contenido. El problema es estructural: se programa sin estrategia, se estrena por inercia y se asume que el público volverá cuando algo “grande” llegue. Pero lo grande no llega. O si llega, no basta.
Y mientras tanto, las salas se llenan solo un poco, se vacían con facilidad y se olvidan con rapidez. La conversación sobre cine ya no pasa por la cartelera, y eso debería preocuparnos más que cualquier número rojo. Porque cuando el cine en salas deja de importar, no solo cae la taquilla. Cae todo lo que sostenía su sentido.
Para concluir, os dejamos también con el gráfico de Comscore que muestra la evolución semanal de la taquilla comparada con la media del mismo periodo comprendido entre 2017 y 2019.