He de reconocer que cuando apareció la noticia de que a partir del 1 de Enero de este 2023 entraban en vigor los nuevos incentivos fiscales para el sector audiovisual en Bizkaia, pensé que algo había cambiado… Por Jordi Carbonell.
La novedad del tipo de deducciones me hacía albergar esperanzas de que por fin los territorios con fiscalidad propia abrieran el abanico de los tipos de deducciones y se crearán algunas que nos sirviera a los productores que estamos en territorio común y no solo a las personas jurídicas con domicilio fiscal en Bizcaia y a las físicas con residencia habitual en Bizcaia, sino que pudiéramos ir con nuestras productoras y hacer un service (contratar los servicios en el territorio que vas a grabar) como hacen las productoras extranjeras. Pero no, no es incentivo todo lo que reluce.
Es curioso y paradójico el efecto que producen este tipo de noticias, y el revuelo que causan aunque casi nadie se pueda beneficiar de los aclamados incentivos fiscales del País Vasco, Navarra y Canarias. Porque digámoslo de una vez, solo se pueden beneficiar las empresas con domicilio fiscal y sede de dirección efectiva en dichos territorios. Algunos me dirán, pues creemos una empresa en esas comunidades y sanseacabó, y si, es parte de la solución, pero eso no solventa el segundo problema, y en realidad el más importante, como es la inversión en dichos territorios, ya que solo pueden invertir las personas físicas y jurídicas con residencia habitual, vaya que si no eres vasco, navarro o canario no puedes optar a ninguna ayuda. Y que yo sepa, en esos territorios con poblaciones entre los dos millones y millón y medio, no creo que tengan un porcentaje de inversores potenciales superior al 50% de dicha población, solo por pura lógica estadística.
Pero todo cambia si eres una productora extranjera. Entonces desaparecen las limitaciones.
Y aquí me entran todas las dudas: ¿Por qué no pueden optar las productoras del territorio común pero si las productoras extranjeras? ¿Por que esa discriminación? Las empresas extranjeras hacen un veni,vidi,vinci y luego se van, en cambio las productoras españolas en territorio común generaríamos mucha mas industria con los consiguientes impuestos, abriendo delegaciones fijas en dichos territorios y aportando capital privado, que de acuerdo, sería una competencia fiscal desleal con el resto de territorios, pero se podría solucionar creando una serie de incentivos ad hoc que respetasen la legislación vigente eliminando dicha discriminación fiscal pero que abriera al resto de productoras e inversores españoles la posibilidad de rodar incentivados, una parte de sus producciones. Y dejar de fomentar la ingeniería fiscal y jurídica que solo beneficia a los expertos en dichas materias y perjudica gravemente la calidad de la mayoría de producciones españolas.
Y si no es posible, que el Gobierno Central decida equiparar dichos incentivos a todo el territorio común para de esta manera poder dar entrada al capital privado ávido de incentivos, bonificaciones, desgravaciones, ¿Y porque no? de beneficios extraordinarios. Porque también se trata de eso, de crear una herramienta estable de financiación que potencie el éxito económico de la inversión realizada.
La industria cinematográfica es una industria estratégica para cualquier país. Cada euro que el gobierno destina, vía incentivo fiscal al mundo del cine, repercute directamente y de una manera favorable a los cuatro sectores económicos de un país, como son el sector primario, secundario, terciario y cuaternario.
Actualmente en España, -en el territorio común y los que tienen fiscalidad propia- existen tres tipos de financiación: subvención, AIE’s, y un mix de las dos anteriores que por su características fomenta el fracaso comercial de la producción para potenciar esos incentivos fiscales, a estás última la he bautizado como produccion Frankenstein.
Las producciones Frankenstein fomenta la picaresca judicial y fiscal beneficiando solo a un sector, el de la asesoría de inversiones que funciona como un parásito que se alimenta de su huésped al que termina matando, en nuestro caso de inanición. Y son las que utilizan los incentivos de los territorios con fiscalidad propia para lucrarse, repercutiendo negativamente en las producciones que sirven de huéspedes. Y si no me creen que le pregunten a todos los bufetes de abogados y asesores de dichos territorios reconvertidos en vendedores de Herbalife: ¿Quiere invertir en………….. , y no es de aquí? Pregúnteme cómo.