Todo está permitido, siempre que el autor esté de acuerdo

26 noviembre, 2015

Esta es una de las ideas en las que incidió Octavio Dapena, director de comunicación pública y antipiratería de EGEDA, dentro de la mesa redonda sobre piratería, financiación y registro digital que organizó MIM Series. Y es que la forma de crear y distribuir los contenidos audiovisuales, como las series, ha cambiado mucho, al igual que las maneras de financiarlos y protegerlos.

Actualmente existen muchas opciones para consumir una serie de televisión: siguiendo un horario marcado por la parrilla del canal que la emite, eligiendo cuándo y dónde verla a través de un sistema de video bajo demanda o, incluso, a través de Internet gratuitamente. «Todo estas formas son factibles, siempre que el autor esté de acuerdo», señala Dapena.

La distribución de una serie exige una estrategia comercial en la que hay que tener en cuenta las decisiones de varios agentes implicados en el proyecto. Y los autores, como no, son los principales. De ahí que la piratería no solo perjudique la obtención de ingresos a corto plazo, sino que interrumpe toda la hoja de ruta diseñada para el producto.

MiM Series

Algunos opinan que la piratería puede tener alguna «ventaja», como la publicidad. No se puede negar que parte del éxito de Juego de TronosBreaking BadThe Walking Dead surgió del éxito del boca-boca entre los miembros de una comunidad que, en algunos casos, comenzaron descargando los capítulos ilegalmente y después optaron por continuar viendo la serie a través de la televisión o los servicios VOD.

¿Pero es realmente un beneficio? Damián Fuentes, director general de Safecreative, afirma que «la piratería puede dar publicidad, pero es una publicidad sin retorno económico». Además, si un producto es «reventado» por la piratería, termina perdiendo valor. Por ejemplo, un canal de televisión no pujará de la misma forma por un producto sobreexpuesto en Internet a través de la piratería que por uno exclusivo que no ha sido filtrado.

Los únicos beneficiados realmente por la piratería son los propios piratas. Octavio Dapena explica que las webs de descargas son «negocios muy lucrativos», que generan sus ingresos económicos a través de la publicidad, el envío de spam o a través de servicios de cobro por SMS. Pero ninguno de esos ingresos recala en la cultura que están distribuyendo. Además, suelen ser grupos de «delincuencia organizada», que mantienen varios servicios ilegales a la vez que se complementan.

«La piratería no se destruye ni se mata, se transforma, va cambiando de canales de distribución», afirma Dapena, por lo que es muy difícil perseguir y juzgar a los que la ejercen. En la mayoría de los casos es complicado encontrar al propietario real de estas páginas webs, que son «anonimizados» o cambian los servidores constantemente de ubicación para asegurar su continuidad.

¿Cuál es la causa de la piratería? Sus razones también han cambiado. Por un lado, los consumidores de contenidos ilegales afirmaban que existía una falta de oferta legal, aunque actualmente disponen de diversas plataformas de video bajo demanda que permiten consumir series de todo tipo y de diferentes géneros y nacionalidades. El otro argumento solía ser el precio, por ejemplo, en el caso del cine, pero a día de hoy estas plataformas ofrecen paquetes a precios muy asequibles para todo tipo de público.

El registro tradicional protege, pero no es eficiente

El director general de Safecreative explica que los registros tradicionales son válidos para proteger cualquier obra audiovisual, pero, ¿están preparados para la amplia gama de proyectos audiovisuales que existen?

Hasta ahora, en los registros tradicionales todo proyecto debe ser entregado en forma de texto. Es decir, de una serie queda registrada como un guión o el formato de televisión, y una aplicación móvil queda registrada como un código fuente. En el caso de que los derechos de propiedad intelectual de estos proyectos sean vulnerados, la única prueba es ese texto, que en muchas ocasiones es minusvalorado por los jueces.

Logo_safe_creative

Como alternativa existe el registro que ofrece Safecreative. Se trata de un servicio que asegura que un tercero de confianza acredita tu obra, ya sea audiovisual, gráfica, etc. Por tanto, no se trata de una serie de folios que indican que esa idea es de su autor, sino una entidad que puede dar fe de que ese proyecto audiovisual, por completo, pertenece al autor. Esta diferencia es muy importante «a la hora de litigar», explica Fuentes.

A través de este sistema, el guión de una serie, su formato o la serie por completo, con todos sus elementos en conjunto, pueden quedar protegidas. Safecreative también ofrece la posibilidad de hacer un seguimiento de las obras gráficas registradas en Internet, de forma que al autor se le proporciona un listado con las páginas web donde se ha utilizado esa imagen y él mismo puede comprobar si la reproducción o difusión de su obra vulnera los derechos de propiedad intelectual.

Mi proyecto está protegido, ¿ahora cómo lo financio?

La búsqueda de financiación es una de las misiones más importantes y complicadas para los autores y productores de una serie u otro tipo de proyecto audiovisual. Rafael Lambea, director general de Crea SGR, afirma que la protección de la obra ante la vulneración de los derechos de propiedad intelectual también influye.

«La financiación está en la parte opuesta de la creación», señala Lambea, «y es la parte más imprescindible y compleja de un proyecto». Con el objetivo de facilitar la financiación de productos audiovisuales nace Crea SGR, a través de la fusión de Audiovisual Aval SGR y Finanzas y Servicios Financieros SGR. Se trata de una sociedad de garantía recíproca, es decir, una especie de avalista de productores que aseguran a los posibles financiadores que ese proyecto cuenta con las garantías suficientes para ser terminado y generar un retorno económico.

Financiación

Lambea asegura que aún falta «rigor en los bancos», a pesar de que un proyecto audiovisual es «completo y sin riesgo», pues solo hace falta que la película entre en contacto con una serie de agentes para que el proyecto eche a andar. Además, el director de Crea SGR señala que la industria audiovisual no puede ser tratada como otros sectores, ya que está compuesta por «pequeñas y medianas empresas que en cada proyecto invierten al menos un millón de euros».

Crea SGR cuenta con un equipo de profesionales de la industria audiovisual y de las finanzas para valorar los proyectos y asesorar a los productores. La pregunta del millón es… ¿qué tiene que tener un proyecto para ser financiado? Lambea lo tiene muy claro: que sea «bueno e interesante» y que una televisión o un agente fuerte apueste por el proyecto.

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