Tras las excelentes críticas que ha cosechado tanto la película como su banda sonora, se publica en todas las plataformas digitales la edición discográfica de la misma.
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El propio Iván Palomares nos cuenta el proceso de creación de la banda sonora de ‘Las Niñas de Cristal’. La película trata el tema del sacrificio en el arte, la soledad y la locura, pero también es una preciosa historia de amistad entre dos bailarinas que encuentran refugio en un mundo propio. El mundo musical de las niñas se mueve entre lo gestual y lo extrovertido, con una adaptación y dirección musical del Ballet Original de Giselle que acaba integrándose dentro de la propia banda sonora y que ilustra un mundo expresivo que pide abrirse y mostrarse, pero que se nutre también de lo íntimo, lo frágil, del mundo interior de las niñas, llevando esa fragilidad hasta las puertas de la locura.
Tanto la creación como la dirección musical fueron ejecutadas desde las propias necesidades de coreografía y rodaje, permitiendo una integración única entre la propia música de ballet, la relación entre las niñas y la propia música incidental, llevando la narrativa musical a un nivel de comunicación más activo que en una banda sonora más tradicional.
Como no podía ser de otra manera, el cristal es un elemento omnipresente en la película y también en la música. Para ello, además de las diversas sonoridades que nos proporcionaron la orquesta, los solistas o instrumentos poco habituales como la Sierra Musical, se encargó la fabricación de un instrumento con varas de cristal, para generar un universo cristalino que se fundiera con lo orgánico y lo cálido de la orquesta dentro del espacio sonoro, llegando a invadir poco a poco este último, como si de una enfermedad musical contagiosa se tratara pero creando a la vez un mundo sonoro único e inseparable de las niñas de cristal.
Iván Palomares nos explica: «Sin duda alguna, esta es mi BSO más personal. Ha sido un viaje musical de matices y de colores, de piezas de danza, orgánicas y dinámicas, con el fin de guiar al espectador a las puertas de la locura que provoca la obsesión por el arte. Una obsesión luminosa para las niñas y a la vez enfermiza para el que escucha.»