En un mundo donde el cine se encuentra saturado de imágenes hiperbólicas y efectos visuales de última generación, 32 Sounds, el nuevo trabajo de Sam Green, nos recuerda que a veces el poder del séptimo arte reside en lo que no se ve. Este documental, que bien podría redefinir nuestra relación con el sonido, nos demuestra que no necesitamos pantallas llenas de acción para sentir el impacto profundo de una historia.
32 Sounds no es solo una película; es una experiencia auditiva inmersiva, un viaje por las profundidades del sonido que nos pide algo casi inaudito en la era del streaming: cerrar los ojos y escuchar con atención plena. Desde su estreno en festivales como el SXSW hasta su llegada a Filmin, esta película se ha ganado la etiqueta que orgullosamente ostenta: “el mejor documental que jamás hayas escuchado”. Y no es una exageración.
Sam Green, nominado al Óscar por The Weather Underground (2003), adopta aquí un enfoque audaz y minimalista, transformando los sonidos cotidianos en protagonistas. Pero no es solo una cuestión de tecnología o innovación sonora. Si bien la película utiliza micrófonos binaurales para recrear cómo percibimos el sonido en el espacio, su verdadera fuerza radica en la intimidad emocional que construye a partir de esos 32 fragmentos sonoros.
Inspirado en 32 Short Films About Glenn Gould, Green fragmenta su obra en 32 episodios auditivos. Cada uno es una pequeña sinfonía que explora nuestra conexión con el sonido y lo que significa escuchar. A medida que avanza el metraje, el director nos invita a abrazar el silencio, a apreciar el susurro de las voces o el crujido de las hojas, como si el acto de escuchar fuera en sí mismo un ejercicio espiritual.
Lo más sorprendente es que Green, quien admite no tener una formación técnica sólida en sonido, ha creado esta obra con la ayuda del maestro sonidista Mark Mangini, el genio detrás de Dune y Mad Max: Furia en la carretera. Y aunque parezca imposible, 32 Sounds logra lo que muy pocas películas logran en estos días: te obliga a parar, respirar y reflexionar. Es un documental que transforma lo efímero en eterno.
La película podría haber caído en la trampa de ser demasiado experimental o abstracta, pero Green evita estos riesgos con una narrativa sutilmente estructurada. Inicialmente, el director luchó por encontrar un hilo conductor que mantuviera unida su creación, pero finalmente lo halló en una serie de cintas de cassette familiares. Este toque personal añade una capa de humanidad que conecta emocionalmente con el espectador, sin necesidad de grandes artificios visuales.
32 Sounds es una obra maestra que exige ser vivida con auriculares. No es cine de multisala ni para las grandes masas; es una película para quienes buscan algo más allá del ruido constante de nuestra vida digital. Es cine en su forma más pura: un vehículo para la reflexión, la introspección y, sobre todo, la escucha consciente.
En una época donde todos parecen gritar más fuerte para ser escuchados, Sam Green nos recuerda que, a veces, lo más poderoso es simplemente quedarse en silencio y prestar atención. Porque en esos momentos de quietud, podemos descubrir que el sonido tiene mucho más que decirnos de lo que imaginamos.
La película ha sido aclamada en diversos festivales, incluyendo el SXSW de Austin en 2022, y ha sido seleccionada por la National Board of Review como uno de los mejores documentales del año en Estados Unidos. En España, 32 Sounds hizo su debut en el Atlàntida Mallorca Film Fest, donde los espectadores pudieron disfrutar del documental con auriculares, una pieza esencial para sumergirse por completo en esta obra innovadora.
Así que si alguna vez te has preguntado cómo suena una película que te cambia la forma de escuchar el mundo, 32 Sounds es la respuesta, y estará disponible en Filmin a partir del 27 de septiembre.