La sustancia, dirigida por Coralie Fargeat y protagonizada por Demi Moore y Margaret Qualley, llega hoy a los cines en España. Este thriller de ciencia ficción critica la obsesión por la belleza, la juventud y la presión social, ofreciendo una profunda reflexión sobre los estándares impuestos en Hollywood.
Análisis de La sustancia: Demi Moore y la crítica visceral de Coralie Fargeat a la obsesión por la belleza en Hollywood
La película La sustancia, dirigida por Coralie Fargeat y protagonizada por Demi Moore y Margaret Qualley, llega hoy a las pantallas de cine en España. Tras su paso por festivales como Cannes y Sitges, esta obra se presenta como un thriller de ciencia ficción con tintes de terror psicológico y «body horror», que desafía los límites del cuerpo y la mente en un contexto donde la belleza y la juventud se convierten en una obsesión destructiva. Fargeat ofrece una crítica mordaz a las presiones estéticas impuestas por Hollywood, utilizando el género para reflexionar sobre los devastadores efectos del culto a la apariencia.
Sinopsis de La sustancia: Un juego macabro de belleza y poder
La trama sigue a Elisabeth Sparkle (Demi Moore), una exestrella de cine que, tras años de éxito, se ve relegada a la conducción de un programa de aeróbicos de bajo perfil. Su declive profesional y personal la llevan a buscar desesperadamente una forma de recuperar su juventud y relevancia en una industria que solo valora la apariencia física. En un giro inesperado, Elisabeth descubre una misteriosa sustancia que promete renovar su cuerpo. Sin embargo, esta solución aparentemente milagrosa genera consecuencias aterradoras, transformando su vida en una espiral de horror físico y psicológico. La sustancia crea una versión rejuvenecida de Elisabeth (Margaret Qualley), pero el precio que ambas pagarán por esta segunda oportunidad es alto.
La visión de Coralie Fargeat
Coralie Fargeat, conocida por su obra previa Revenge (2017), ha declarado que la película está diseñada para provocar una reflexión profunda sobre los estándares de belleza y el envejecimiento en Hollywood. Fargeat explica que su intención era «usar a Hollywood como un símbolo de la adoración y opresión que impone la belleza», explorando el miedo que sienten muchas mujeres al perder su juventud y relevancia. En este sentido, La sustancia ofrece una metáfora visual y visceral sobre la presión que la sociedad impone, convirtiendo el envejecimiento en un proceso casi monstruoso.
La directora quiso asegurarse de que cada escena tuviera un impacto significativo, y para ello, trabajó estrechamente con Demi Moore en el desarrollo del personaje. En entrevistas, Fargeat menciona que antes de comenzar la filmación, se sentó con Moore para detallar cada aspecto de la película, con el fin de que la actriz entendiera el nivel de compromiso y riesgo emocional que requería su papel. Esto fue clave, especialmente en las escenas de transformación física, donde la narrativa explora los límites del cuerpo humano.
Demi Moore: Un papel arriesgado que desafía su propia trayectoria
El papel de Elisabeth Sparkle ha sido descrito como uno de los más arriesgados y potentes de la carrera de Demi Moore. A sus 61 años, Moore se enfrenta a las mismas presiones que su personaje: mantenerse vigente en un entorno que adora la juventud. Para la actriz, este rol representa una oportunidad de explorar esas expectativas y exponer las crueldades de la industria del entretenimiento, que tiende a relegar a las actrices mayores a papeles secundarios o irrelevantes.
La reflexión sobre los estándares de belleza y el envejecimiento en La sustancia
Coralie Fargeat utiliza este thriller de ciencia ficción para exponer las inseguridades que rodean al envejecimiento y cómo la industria del entretenimiento ejerce una presión constante sobre las mujeres para que mantengan una apariencia joven y deseable. En última instancia, la película no solo critica el culto a la belleza, sino también la violencia psicológica que se ejerce sobre las mujeres a medida que envejecen.