La Seminci celebra la creatividad de los cortometrajistas españoles, quienes han presentado 14 trabajos en la Sección Oficial. Entre animación experimental y desgarradores dramas personales, esta edición refleja los retos y el ingenio de un cine que, pese a la falta de recursos, logra emocionar y conectar con el público.
La Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), en su 69ª edición, vuelve a poner en el mapa la creatividad y audacia del cine español en pequeño formato. Bajo el programa ‘La Noche del Corto Español’, la selección de 14 cortometrajes ha ofrecido una muestra diversa de historias y estilos, elegidos entre los 400 proyectos presentados. Entre los directores presentes destacan nombres como el del veterano actor Eduard Fernández, que debuta en la dirección con su cortometraje El otro, y Anna Solanas y Marc Riba, quienes con Mater Benefacta retan la idea de que los cortometrajes solo sean un peldaño hacia el largometraje.
Durante el encuentro ‘La mañana del corto español’, Solanas y Riba explicaron cómo llevan más de 20 años dedicados exclusivamente al cortometraje de animación en stop motion, un formato que consideran “un fin en sí mismo”. Mater Benefacta aborda el oscuro tema del robo de bebés en España durante el siglo pasado, con una crítica sutil al catolicismo y una atmósfera tétrica lograda con muñecos de madera. “La animación no debería limitarse al entretenimiento infantil”, reivindica Solanas, y agrega que el stop motion permite una “visión deformada y poética de la historia de España”.
En un registro muy distinto, El otro, de Eduard Fernández, sigue a un hombre atrapado en la soledad y sus fantasmas. Para Fernández, el cortometraje es una exploración del “dolor profundo de estar solo”. En esta historia profundamente personal, Fernández no solo dirige, sino que también protagoniza, explicando entre bromas que esto le permitió “contar con un actor sin sueldo y evitar indicaciones”.
Otro título que ha captado la atención en Seminci es El príncep, de Álex Sardá, quien cuenta con el actor Enric Auquer, su primo, en el papel protagónico. Este cortometraje se adentra en temas de corrupción y lealtades familiares, mostrando cómo las relaciones personales pueden fortalecer la narrativa y añadir capas de complejidad a los personajes.
Dentro de la misma selección, Futuro, dirigido por Amanda Cots y Ángel Suárez Ávila, aborda el éxodo juvenil cubano en una fábula filmada cámara en mano y con apenas recursos. “Aprendimos en San Antonio de los Baños a hacer mucho con poco”, afirma Suárez, quien ve en la economía de medios una oportunidad para la creatividad y el trabajo de autor. La historia refleja la separación inevitable entre amigos cuando uno de ellos decide migrar, haciendo de la precariedad un recurso narrativo.
Por otro lado, Rafa Alberola y Manuel Manrique, ambos estudiantes de la ECAM, coincidieron en la importancia de trabajar con amigos y familiares, quienes suelen formar parte del equipo en la producción de sus cortos. Alberola, con En la noche caminamos solos, cuenta la precariedad laboral mediante una historia de vampiros, mientras que Manrique explora un mundo donde ya no existen corridas de toros en Una cabeza en la pared, creando una estética cañí y futurista.
El enfoque de género también ha tenido su espacio con Berta, de Lucía Forner, quien aborda el género rape revenge desde una perspectiva femenina. La cineasta señala que su intención fue rodar la escena de violación con sensibilidad, “sin que acabe convirtiéndose en una película porno”. La historia está protagonizada por Nerea Barros y da una visión honesta sobre el trauma y la venganza.