Los Juegos Olímpicos no se circunscriben únicamente al ámbito deportivo. Esta celebración, que nació en el siglo XVIII a. C. como ritual de homenaje a los Dioses del Panteón Olímpico, sirve actualmente de espejo de la humanidad, ofreciendo un reflejo de nuestras luchas, triunfos y, a veces, de nuestras sombras más oscuras.
El séptimo arte ha logrado capturar la esencia olímpica, regalándonos obras que no solo documentan logros atléticos, sino que también examinan el contexto histórico, político y social en el que estos se desarrollan.
A continuación te presentamos algunas de las películas tanto de ficción como de no ficción más destacadas:
«Chariots of Fire» (1981): Una sinfonía de fe y determinación
Pocos filmes han logrado capturar la esencia de las olimpiadas como lo hizo Chariots of Fire. Este clásico del cine británico no es solo una historia de atletas, sino una profunda reflexión sobre la fe, el orgullo y la superación personal. Eric Liddell y Harold Abrahams, los protagonistas, representan dos caras de la misma moneda: la lucha por la excelencia en un mundo que, en su caso, los observa con sospecha o desdén debido a sus creencias y orígenes.
Hugh Hudson, un director relativamente desconocido hasta ese momento, logró orquestar una obra que trascendió su época gracias a su particular enfoque en las pequeñas victorias personales y en la pureza del atletismo como un acto casi religioso, le permitió crear una película que trasciende su época. Con su inolvidable banda sonora, Chariots of Fire y retratando los Juegos Olímpicos de París de 1924, este largometraje es ideal para aquellos que alguna vez han soñado con luchar por algo más grande que ellos mismos.
La película, al ganar el Oscar a Mejor Película, no solo validó la calidad del cine británico, sino que también reafirmó la capacidad del cine para ennoblecer el deporte, para capturar el espíritu de una época y para inspirar a generaciones futuras a correr, como lo hizo Liddell, “en pos de su destino”.
«Munich» (2005): La tragedia que sacudió al olimpismo
Pero los Juegos Olímpicos no siempre han sido una celebración de la paz y la unidad. En Munich, Steven Spielberg aborda uno de los episodios más oscuros en la historia del olimpismo: la masacre de once atletas israelíes en los Juegos de Múnich 1972. Esta película, más que un simple thriller, es una profunda reflexión sobre el ciclo de la violencia, la venganza y la moralidad.
Spielberg, un maestro en explorar la complejidad humana, no se contenta con narrar los hechos de manera fría. En Munich, nos introduce en la mente de los agentes israelíes encargados de ejecutar la venganza, mostrándonos el coste emocional y ético de sus acciones. La película, por tanto, no es solo una crónica de un evento trágico, sino una meditación sobre las consecuencias de la violencia.
La relevancia de Munich en el contexto olímpico es innegable. A través de su lente, Spielberg nos recuerda que los Juegos, aunque concebidos como un espacio de paz y fraternidad, no están inmunes a los conflictos del mundo real. La película no solo expone la vulnerabilidad del olimpismo ante las tensiones globales, sino que también cuestiona la capacidad del deporte para trascender esas divisiones.
«Race» (2016): Jesse Owens y la derrota del odio
En Race, la historia del legendario Jesse Owens, quien desafiando la ideología nazi de superioridad racial, conquistó cuatro medallas de oro en los Juegos de Berlín 1936, se convierte en un poderoso relato sobre el coraje y la dignidad humana.
Stephen Hopkins, el director, se enfrenta en esta cinta al reto de narrar una historia de suma magnitud e importancia para la humanidad, de la mano de Stephan James, que encarnando al atleta con gran sensibilidad, no solo corre para ganar; corre para demostrar que la humanidad no puede ser dividida por razas o ideologías.
Las victorias de Owens no solo fueron un triunfo personal, sino un golpe simbólico hacia las ideas del régimen dictatorial y genocida responsable del holocausto judío.
Race no es solo una película sobre atletismo; es un canto a la resistencia contra la opresión y un recordatorio del poder del deporte para desafiar las injusticias del mundo. En este sentido, los Juegos Olímpicos se presentan no solo como una competición, sino como un escenario donde se libran batallas más grandes, batallas por el alma y la dignidad de la humanidad.
«Olympia» (1938): Arte, deporte y propaganda
Cuando se habla de cine y Juegos Olímpicos, es imposible ignorar Olympia de Leni Riefenstahl. Este documental, encargado por el régimen nazi, es una obra maestra en términos de innovación cinematográfica. Riefenstahl, con su ojo agudo y su sentido estético, logró capturar la belleza del cuerpo humano en movimiento de una manera que en aquel entonces supuso un nuevo paradigma y un punto de inflexión para el cine.
Sin embargo, Olympia es también un ejemplo de cómo el cine puede ser utilizado para fines propagandísticos. Rodado durante los Juegos de Berlín 1936, el filme glorifica no solo a los atletas, sino también al régimen que los organizó. Aquí reside su dualidad: es tanto una celebración del deporte como una herramienta para promover una ideología.
El impacto de Olympia en la cinematografía es innegable. Tanto la programación de la puesta en escena como el innovador uso de cámaras, ángulos y edición elevó el cine documental a nuevas alturas. Pero también plantea preguntas incómodas sobre el papel del cine en la construcción de narrativas políticas. Riefenstahl, consciente o no, no solo documentó los Juegos Olímpicos; ayudó a construir un mito que el régimen nazi utilizó para sus propios fines.
«The Last Gold» (2016): La batalla por la integridad en los Juegos Olímpicos
El documental The Last Gold nos lleva a los Juegos Olímpicos de Montreal 1976, donde el equipo femenino de natación de EE. UU. enfrentó no solo a sus rivales en la piscina, sino a un sistema de dopaje que amenazaba con destruir la integridad del deporte. Dirigido por Brian T. Brown, este documental es una minuciosa investigación que expone cómo el dopaje sistemático en Alemania del Este puso en peligro la esencia misma de la competencia olímpica.
The Last Gold es una historia de resistencia y de lucha por la justicia. En un mundo donde la presión por ganar a cualquier costo puede llevar a la trampa, este documental resalta la importancia de la honestidad y la integridad. Los Juegos Olímpicos, como sugiere la película, deben ser un espacio donde el mérito y el esfuerzo sean las únicas herramientas válidas para alcanzar la victoria.
