Por Arantxa Dias Oñate
Con «Daaaaaalí!», el director francés Quentin Dupieux rinde homenaje al icónico pintor, y lo hace desde el humor absurdo y el surrealismo sin límites. Protagonizada por una multipersonalidad de Dalí encarnada por cinco actores, la película cuestiona las fronteras del arte biográfico en una comedia que se debate entre el delirio y la genialidad. A través de esta innovadora propuesta, Dupieux invita a los espectadores a un viaje que, al igual que el propio Dalí, nunca termina de llegar a su destino.
«¡Daaaaaalí!» o Cómo rendirse al delirio en nombre de Dalí
Quentin Dupieux, maestro contemporáneo del surrealismo en el cine, conocido por cintas como Rubber —una comedia negra sobre un neumático asesino con poderes psíquicos—, sorprende nuevamente con su más reciente obra, Daaaaaalí!, proyectada en el Festival de Róterdam. Esta nueva película rompe todos los moldes del cine biográfico con una representación única y absurda de Salvador Dalí, el mítico pintor español y figura clave del arte surrealista del siglo XX.
Dupieux, hace gala de su peculiar humor y su aguda sensibilidad estética en esta comedia sin parangón. Daaaaaalí! no solo trae de regreso la faceta excéntrica y pública de Dalí, sino que juega con su imagen, multiplicando su personaje en cinco actores distintos, para construir una suerte de caricatura caleidoscópica del pintor.
Una película biográfica como nunca antes
La película sigue la historia de una joven periodista (Anaïs Demoustier), quien, decidida a conseguir una entrevista exclusiva con Dalí, se encuentra atrapada en una especie de juego laberíntico, donde los gags y el surrealismo dominan cada escena. Desde el momento en que Dalí aparece en el hotel, caminando por un pasillo que parece no tener fin, la historia se convierte en una secuencia de situaciones que, más que homenajear, permiten a Dupieux llevar el biopic a terrenos inexplorados.
Para el cineasta, la figura de Dalí es un lienzo perfecto sobre el cual plasmar su característico estilo humorístico, absurdo y profundamente crítico. El humor —inspirado en la interrupción y la repetición característica del surrealismo— no solo define el tono de la película, sino que se convierte en un homenaje a esa interrupción surrealista que conecta con el subconsciente, una técnica bien aprovechada en el montaje y narrativa de Daaaaalí!.
El Dalí Más Humano y Menos Admirable
En este irónico acercamiento, el pintor, célebre por su bigote retorcido y su personalidad histriónica, se muestra como un personaje de múltiples facetas. La película sorprende porque no solo se limita a la faceta artística del genio, sino que también presenta su lado más vulnerable, jugando con su ego y su paranoia. Así mismo, el largometraje no oculta la faceta menos conocida y oscura de Dalí, mostrando sus tendencias misóginas y su faceta de hombre difícil de tratar. Este retrato inusual va más allá del genio y presenta al “Dalí persona” enfrentado al “Dalí personaje”.
Dupieux y el Arte de Reivindicar lo Absurdo
Con Daaaaaalí!, Dupieux parece decir que solo el surrealismo mismo puede capturar la esencia de Salvador Dalí. Las secuencias oníricas y el montaje meticulosamente absurdo de Dupieux evocan algunas de las obras más icónicas de Luis Buñuel, como El discreto encanto de la burguesía o Ese oscuro objeto del deseo. Esta influencia de Buñuel convierte al Dalí de Dupieux en un personaje atrapado en su propio universo de repeticiones y escenas sin fin, como en un loop eterno en el que cada escena es una oportunidad para explorar lo absurdo de la propia vida y obra del pintor.
Una de las escenas más memorables de la película es cuando Dalí, en una conversación nocturna, se adentra en una “fantasía delirante” que se convierte en un viaje introspectivo donde se ve a sí mismo envejecido, casi irreconocible. Dupieux presenta visión esta como el único instante en que el pintor se enfrenta a la mortalidad y a la inutilidad de su búsqueda por trascender.
¿Un Juego Sin Fin o Una Reflexión Profunda?
El director francés parece tener claro que el verdadero Dalí era tan indefinible como inabarcable, y precisamente es esa esencia fragmentada y esquiva la que Dupieux busca capturar en una sátira que revela la naturaleza intrínsecamente cómica del personaje público, al mismo tiempo que desmonta algunos de los mitos más tóxicos de la personalidad del artista.
En su construcción de escenas aparentemente incoherentes, Dupieux consigue crear una “biopic” que representa no solo el personaje de Dalí, sino su legado como un juguete de interpretación infinita. Y en cada situación hilarante, en cada gag inesperado, el público se enfrenta a una pregunta: ¿Qué es real en esta interpretación de Dalí? Al final, parece que la comedia es la única vía para comprender al artista, o tal vez, para aceptar que su obra y su vida siempre estarán más allá de cualquier intento de explicación lógica.
La película de Salvador Dalí Hubiera Amado
Esta es una película que, sin duda, habría complacido al propio Salvador Dalí. En el improbable encuentro de Dupieux con el genio del surrealismo, el cineasta transforma al pintor en un espejo en el que los espectadores pueden proyectar sus propias interpretaciones. Como diría el propio Dalí, “el único límite es la imaginación”, y Daaaaaalí! lo demuestra en cada una de sus secuencias, construyendo un universo donde el cine y el surrealismo conviven en un juego de fantasía y despropósitos perfectamente medidos.
Dupieux logra, con esta película, no solo un homenaje a Dalí, sino un replanteamiento del género biográfico, elevando el cine surrealista a nuevas alturas y confirmando su lugar como uno de los cineastas más originales y transgresores de nuestro tiempo.