Marilyn Monroe, inmortal icono de la cultura pop y cuyo coeficiente intelectual alcanzaba los 165 puntos, albergaba una colección de más de 400 libros y una faceta intelectual y crítica, desconocida por muchos.

Silvia Linares, prolífica escritora de interesantes noticias en su perfil de LinkedIn, nos obsequia en una de sus recientes publicaciones con este breve relato sobre el coeficiente intelectual de Marilyn Monroe, así como su faceta erudita, relegada a un segundo plano por el alter ego que la transformó en un icono de la cultura pop.
Linares narra una anécdota en la que Monroe le dijo a Albert Einstein: “Tú y yo podríamos tener un hijo: Saldría con mi belleza y con tu inteligencia.” Einstein, con su característico ingenio, respondió: “A lo mejor sale con mi belleza y con tu inteligencia.”
Más allá de esta conocida historia, Silvia Linares subraya que Marilyn Monroe, cuyo verdadero nombre era Norma Jeane Baker (1926-1962), era una ávida lectora con una biblioteca personal de más de 400 libros. Sus intereses abarcaban desde la literatura, el teatro o el arte, hasta la filosofía, ciencia, política, poesía y psicología.
La escritora también comparte algunas de las reflexiones más profundas de Monroe, tales como:
-«Ríe cuando estés triste. Llorar es demasiado fácil.»
-«Es mejor estar sola que infeliz con alguien.»
-«La imperfección es belleza, la locura es genialidad. Es mejor hacer el ridículo que ser aburrido.»
-“Si hubiera seguido todas las reglas, nunca habría llegado a ninguna parte.”
-“El sexo forma parte de la naturaleza. Y yo me llevo de maravilla con la naturaleza.»

Estas frases reflejan la mentalidad culta y crítica de la actriz, que a día de hoy continúa inspirando a generaciones y cuyo coeficiente intelectual, de 165 puntos, supera al de Albert Einstein en cinco puntos.

Biblioteca de Marilyn Monroe
Marilyn no solo era amante de la poesía, sino que también la escribía, algunos de sus escritos se encuentran en el libro Fragmentos. La biblioteca de la actriz albergaba obras de poetas españoles, con una antología de poemas de Rafael Alberti y títulos como Poeta en Nueva York de Federico García Lorca. También había obras de autores rusos como Dostoievski, Tolstói y Pushkin o autores franceses como Zola, Albert Camus y Colette. Otros autores favoritos incluían a Thomas Wolfe, Marcel Proust y Walt Whitman.
Entre las obras de teatro que leyó la actriz, hubo autores clásicos como Molière, Eugene O’Neill y Tennessee Williams. Curiosamente, solo se encontró una obra de su marido Arthur Miller, El precio. En su colección de libros de filosofía se podían encontrar títulos como El banquete de Platón, Metafísica de Aristóteles o Lisístrata de Aristófanes
La política era otro tema de interés para Monroe, albergando en su colección libros como El capital de Karl Marx o Democracia en América de Alexis de Tocqueville.
Pero su inquietud no se limitaba a esos campos, Monroe también poseía una docena de libros de ciencia, entre ellos: Sentido común y guerra nuclear por Bertrand Russell o De mis últimos años de Albert Einstein.
Adicionalmente, la actriz centró su foco de interés en otros terrenos como el de la música, con títulos como: Beethoven: su desarrollo espiritual por JWN Sullivan y Música para millones de David Ewen y la contracultura con obras como Blues de París de Harold Flender o La generación sacudida de Harrison E. Salisbury.