El declive del pequeño comercio es un fenómeno global con impacto local que compone una de las mayores amenazas a la vida de los barrios y la sostenibilidad económica.
El pequeño comercio en España está atravesando su peor momento histórico. El año pasado el número de pequeños comercios alcanzó su cifra más baja desde que se tienen registros. Según datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, en 2023 el sector perdió 11.000 autónomos en España a pesar de una ligera recuperación en las ventas. Este fenómeno ha sido impulsado por varios factores, incluyendo el aumento de los costos operativos, la competencia desleal de grandes superficies y plataformas online, y la falta de apoyo gubernamental efectivo. El sector textil, por ejemplo, ha visto un declive significativo, con más de un centenar de comercios cerrados en 2023 en España. Este fenómeno no solo afecta a Europa, sino que es un desafío constante en muchas economías desarrolladas, donde las grandes cadenas y el comercio electrónico están desbancando a los minoristas independientes.
En Estados Unidos, por ejemplo, la Cámara de Comercio señala que las pequeñas y medianas empresas (PYMES) están lidiando con la alta inflación, el aumento de costos y la escasez de mano de obra. Además, la implementación de tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial generativa, presenta tanto oportunidades como riesgos para estos negocios.
Las «Pequeñeces» que Marcan la Diferencia
Esta campaña elaborada por Confecomerç, una asociación que tiene como fin defender el tejido empresarial comercial valenciano, nos alecciona sobre algo que las grandes superficies no pueden ofrecer en comparación al comercio local: humanidad y proximidad. «Pequeñeces» como que te saluden al pasar, que recuerden tus gustos o que se preocupen por la señora mayor del barrio que no ha ido a comprar en unos días, son detalles que enriquecen la vida comunitaria y fortalecen el tejido social. Este tipo de comercio también fomenta la sostenibilidad, ya que suele consumir menos recursos y su actividad económica beneficia directamente a la comunidad local al al aumentar los ingresos fiscales y pagar impuestos que mejoran los servicios públicos.
Mientras la gran mayoría observa los cierres con indiferencia, la realidad es que estamos perdiendo algo más que negocios: estamos perdiendo el alma de nuestros barrios y un pilar fundamental de nuestra economía. Es fundamental que tanto consumidores como autoridades desarrollen estrategias para apoyar a estos negocios, desde la implementación de políticas que favorezcan a los minoristas locales hasta la promoción de campañas que incentiven el consumo en pequeñas tiendas.
Cada esfuerzo cuenta y la sostenibilidad, la cercanía y el trato personalizado son valores que merecen ser preservados y fomentados. La próxima vez que hagas una compra, considera la elección que estás haciendo. Optar por el pequeño comercio puede parecer una «pequeñez», pero estas decisiones cotidianas tienen el poder de generar un gran impacto.