La muestra comisariada por el especialista Emilio Casares forma parte de las actividades paralelas del 46 Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro en colaboración con el INAEM y el propio museo, que aporta gran parte del material exhibido.
La Zarzuela. Patrimonio de la Hispanidad. Crónica cantada de nuestra vida.
Así se titula la exposición que reivindica la zarzuela como patrimonio de la hispanidad y que se exhibe en el Museo Nacional del Teatro dentro de la programación paralela del 46 Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, en colaboración con el INAEM y el propio museo.
La muestra, que se nutre de diferentes fondos, especialmente de los custodiados en el Museo Nacional del Teatro de Almagro, está comisariada por el especialista Emilio Casares, musicólogo y catedrático emérito de la Universidad Complutense de Madrid, quien ha pretendido «contar la historia de la zarzuela desde el Barroco, desde el nacimiento» y reflejar que el género no es exclusivo de España, sino que tuvo importancia en Hispanoamérica, con una destacada presencia en países como Uruguay, México, Cuba y otras zonas otras del Caribe.
El viaje hacia los orígenes de la zarzuela es la primera curiosidad reflejada en la exposición: el género toma su nombre del Palacio de la Zarzuela, donde se construyó un teatrillo para entretener y apartar de otras aficiones más mundanas a Fernando, hermano de Felipe IV. A su vez, el palacio se denominó así por su ubicación en un paraje poblado de zarzas. El recorrido expositivo se inicia con un prólogo en el corredor del patio del Museo Nacional del Teatro, donde ya se plasma la importancia de estos espectáculos que Calderón de la Barca definió como una «fábula pequeña donde se canta y se representa».
El género chico, que nace con Alfonso XII, hacia 1875, tiene su propio espacio en el relato expositivo. Estas «zarzuelitas», entre ellas La Revoltosa, La Gran Vía o La boda de Luis Alonso, fueron joyas, que admiraron no solo en España, sino también en el resto de Europa. Así lo demuestran textos de Marañón, Valera, Rubén Darío y otros autores, de quienes pueden leerse sus valoraciones a lo largo de la exposición.
Ya en el siglo XX, se analiza la realidad de estas composiciones literario-musicales en conjunto con sus variantes: opereta, revista, musical, varietés y zarzuela grande reformada. Es en la segunda y tercera década del siglo pasado cuando estos espectáculos reflejan la liberación de la mujer y la superación de «la España beata«, con músicas que miran a Francia, a Centroeuropa e incluso a Broadway y estrenos como el de La corte del faraón, que fue todo un éxito nacional.
Entre imponentes vestidos conservados en el Museo Nacional del Teatro y reproductores como el gramófono o instrumentos como la pianola, procedentes del Museo de Musicología de Granada, que contribuyeron a la difusión de números de zarzuela, romanzas, canciones o cuplés, se avanza en esta historia del género hasta desembocar en una sala del Museo Nacional del Teatro donde pueden verse pasajes grabados de algunos títulos icónicos. La muestra culmina con una especie de resumen del relato y maquetas de obras como El barberillo de Lavapiés o La verbena de La Paloma.
La Zarzuela. Patrimonio de la Hispanidad. Crónica cantada de nuestra vida ha formado parte de la programación del 46 Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, que finalizó ayer. Sin embargo, la muestra permanecerá abierta al público hasta el 5 de noviembre. A partir de ese momento viajará para ser expuesta en las ciudades de Madrid y Oviedo. Acompañada de un catálogo con textos de especialistas en el género, la exposición se ha organizado coincidiendo con la presentación por parte del Ministerio de Cultura de la propuesta ante la UNESCO para que la zarzuela sea reconocida como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
El Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro está impulsado por el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM) del Ministerio de Cultura y Deporte, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, la Diputación de Ciudad Real, el Ayuntamiento de Almagro, la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) y el Museo Nacional del Teatro (MNT).