‘Un policía al borde de la ley y una mujer en busca de venganza cruzan sus caminos obsesionados con descubrir al asesino que se esconde tras los brutales crímenes de varias niñas.’ Entrevista a Rubén Ochandiano.
Cine&Tele.: ¿Qué te gustaría destacar de Lobo Feroz y qué crees que va a sorprender más a la audiencia?
Rubén Ochandiano: Lo que me gustaría destacar es que es una mezcla de géneros, una película que es una mezcla de géneros. Un thriller que bien puede empezar con una premisa como la de una serie de niñas que aparecen decapitadas en una pequeña ciudad costera, pero que luego se atreve a viajar por distintos géneros y parece una montaña rusa y creo que lo que más puede atraer al público es precisamente eso. Es hora y media de cine palomitero, de entretenimiento del bueno que te mantiene al borde de la butaca. La película tiene también un discurso que interpela asuntos importantes, como que el Lobo Feroz puede ser cualquiera y esconderse detrás de cualquier esquina o hasta dónde puede llegar uno movido por el dolor.
C&T: ¿Qué fue lo que pensaste cuándo te ofrecieron el papel? ¿Qué te atrajo de este proyecto?
RO.: Había visto la original antes de que se convirtiera en un hype debido a las declaraciones de Tarantino y la verdad es que me fascinó la película. De hecho la vi y pensé que el personaje lo podría haber hecho yo, que estaba dentro de mi casting, y cuando supe que se iba a hacer el remake, ¿cómo no me iba a atraer? Es un proyecto que tiene todo lo más atractivo para un actor.
C&T: ¿Qué puedes contarnos del personaje al que interpretas? ¿Cómo ha sido el proceso y con qué dificultades te has encontrado?
RO.: Puedo contarte poco porque precisamente la película consiste en intentar averiguar si mi personaje es culpable o no de estos crímenes que están ocurriendo. Al arrancar la película vemos que es el principal sospechoso y precisamente la película es casi una partida de Cluedo a la que tiene que jugar el espectador para averiguar quién es el Lobo Feroz, y si efectivamente mi personaje lo hizo o no lo hizo. Te puedo contar que me encontré especialmente con dos dificultades; una era que me veía con la responsabilidad de alimentar ese juego, hacer que el espectador se cuestionase sus certezas en cada secuencia. Había secuencias en las que, independientemente de que mi personaje sea culpable o inocente, yo tenía que actuar el culpable y en otras el inocente para alimentar ese juego. Pero que luego las pistas están ahí puestas y que en un segundo visionado estuvieran percibidas con coherencia y que no hubiera una trampa. Eso y que el 90% de las veces el personaje está en una silla atado y amordazado y había que calibrar eso para darle distintos colores y temperaturas y que fuera atractivo y en crescendo. Por otro lado, lo primero es entender al personaje pero en este caso había un extra añadido, que para mí era nuevo, nunca lo había tenido que hacer, ese tener un tercer ojo fuera para poder medir qué información recibía el espectador en cada escena.
C&T: ¿Crees que encontraste al personaje a lo largo del rodaje o ya lo tenías desde el principio?
RO.: El trabajo previo, todo lo que es el trabajo de mesa, es uno de los aspectos que más me seduce de este oficio. Me gusta mucho todo lo que tiene que ver con la construcción y el esculpido de quién es el personaje. Creo que si no lo haces de manera concienzuda y responsable, cuando llegas al set, permite tener más vuelo. Soltar ese trabajo previo para entonces poder ir acogiendo los pequeños o enormes hallazgos que surgen en el día a día. Creo que es una mezcla de las dos cosas, uno llega con los deberes hechos y luego pues claro que durante el transcurso de un rodaje uno va encontrando pistas, atando cabos y encontrando flecos.
C&T: ¿Cómo ha sido trabajar con el director, Gustavo Hernández?
RO.: Cada actor te contaría una cosa y cada uno ha tenido su propio viaje en ese sentido. En mi sensación, Gustavo es un hombre muy tímido que además estaba muy pendiente de lo técnico, bastante hermético con una visión milimétrica de lo que quiere. Fue todo un aprendizaje y aprendimos a bailar juntos y siento que ahora tengo muchas más herramientas para poder trabajar con él. Desde luego, después de ver la película aplaudo la labor de Gustavo y me parece una maravilla lo que ha hecho.
C&T: En el tráiler se ve una escena en la que te interrogan de una manera… poco ortodoxa digamos, ¿cómo fue rodar eso?
RO.: Toda la película es así. Mi personaje es el principal sospechoso de estos crímenes y fundamentalmente consistente en que los personajes principales, interpretados por Javier Gutiérrez y Adriana Ugarte, consigan que confiese esos crímenes que creen que ha cometido y el interrogatorio nunca es ortodoxo o está en los márgenes de lo moralmente aceptable.
C&T: ¿Cómo ha sido para todo el elenco grabar un thriller tan intenso? ¿Os costaba entrar en escena o era muy orgánico?
RO.: No sé si de manera consciente o inconsciente, durante el proceso teníamos muy incorporado que el material era muy delicado y que además cada uno de nosotros trabajaba con sus propios métodos o mimbres. Tratamos todos de ser tan respetuosos con nuestro trabajo como con el de enfrente y el rodaje fue muy sobrio, muy higiénico y respetuoso.
C&T: ¿Así que la intensidad que va a sentir la audiencia era la misma que sentíais vosotros a la hora de rodar?
RO.: Claro, además rodamos casi en Pandemia. A principios de 2021 cuando todavía en Cádiz, que es donde se llevó a cabo el rodaje, había confinamiento y toque de queda así que nosotros íbamos del hotel al set de rodaje y de vuelta. No podíamos ni cenar juntos porque las zonas comunes del hotel, bares y restaurantes estaban cerrados. Nos subían una bandeja con la cena y este aislamiento colaboró a que se reflejasen las relaciones que se tenían que establecer delante de la pantalla ya que eran las mismas que detrás. Una cosa alimentó a la otra.
